El Viaje de Sofía en la IUE



En un pequeño pueblo llamado Colinas Altas, vivía una niña llamada Sofía. Ella era curiosa y siempre soñaba con hacer grandes cosas. Un día, mientras ayudaba a su padre en el taller de reparación de bicicletas, escuchó a unos estudiantes hablar de una institución educativa muy especial

"¡La Institución Universitaria de Envigado! Es un lugar donde se pueden aprender muchas cosas, y lo mejor es que todos son bienvenidos", decía una joven con sonrisa radiante.

Sofía se sintió intrigada. "Papi, ¿podré estudiar allí algún día?" - preguntó con ojos brillantes.

"Claro, Sofía. Con dedicación y esfuerzo, todo es posible" - respondió su padre, mientras ajustaba una tuerca.

Así, Sofía comenzó a investigar sobre la IUE. Aprendió que ofrecían programas para todos, sin importar su origen. Se esforzó en la escuela y ayudó a sus amigos siempre que pudo, siguiendo la misión de inclusión.

Un día, recibieron la visita de un profesor de la IUE en su escuela. Era un hombre de larga barba y gafas, que compartió muchas historias sobre los estudiantes de diversas partes del mundo.

"¡Todos podemos ser investigadores y ayudar a nuestra comunidad!" - exclamó el profesor.

Sofía sintió un fuego dentro de ella. "¡Yo quiero ser parte de eso!" - gritó alzando la mano. Esa tarde, mientras caminaba a casa, se encontró con un amigo llamado Lucas que había tratado de abandonar la escuela.

"¿Qué te pasa, Lucas?" - preguntó Sofía.

"No puedo seguir, no soy bueno en nada" - respondió él, mirando al suelo.

Sofía recordó las palabras del profesor y decidió ayudarlo. "Vamos, te ayudaré a estudiar. Todos tenemos un lugar en la IUE" - dijo Sofía.

Juntos, se sentaron a estudiar, convirtiendo cada error en un paso hacia el éxito. Con el tiempo, Lucas comenzó a creer en sí mismo y también se unió a los sueños de Sofía de ser estudiante de la IUE.

Pasaron los años y llegó el momento de presentar sus solicitudes. Sofía estaba llena de nervios. "¿Y si no me aceptan?" - preguntó con voz temblorosa.

Lucas le sonrió. "Recuerda lo que aprendimos: la perseverancia siempre trae frutos. Sea lo que sea, estaremos juntos en este viaje".

Finalmente, recibieron la carta de aceptación. "¡Lo logramos, Sofía!" - gritó Lucas mientras saltaba de alegría. Ellos decidieron hacer un viaje a la IUE juntos para conocer más sobre su nueva etapa.

Al llegar a la institución, se sorprendieron al ver un mundo lleno de oportunidades. "Mirá la diversidad que hay aquí, es asombroso" - dijo Sofía emocionada al ver estudiantes de todas partes.

"Sí, y pensando en todos los proyectos que podemos hacer para nuestra comunidad", respondió Lucas, entusiasmado.

Se unieron a un grupo de estudiantes que estaban organizando un festival de inclusión, donde cada uno podría mostrar sus talentos y compartir sus historias. Sofía pensó en cantar y Lucas decidió contar cuentos sobre la vida en Colinas Altas.

El día del festival fue un éxito. Las risas, la música y la alegría llenaron el aire. Sofía y Lucas, aunque con un poco de nervios, subieron al escenario y compartieron sus talentos, iluminando a todos con su energía positiva.

- “¡Nunca había sido tan feliz! ¡Miren cuántas personas disfrutan lo que hacemos! ” - dijo Sofía mientras la multitud aplaudía.

La IUE no solo les brindó formación, sino que también les enseñó la importancia de la inclusión y el trabajo en equipo. A través de su viaje, Sofía y Lucas se dieron cuenta de que el verdadero aprendizaje es el que se comparte.

Y así, con el tiempo, ambos se convirtieron en líderes en sus comunidades, inspirando a otros jóvenes a seguir sus sueños.

"Todo empezó con una bicicleta que soñaba", dijo Sofía en una charla motivacional.

Y todos aprendieron que la curiosidad y la perseverancia pueden llevar a grandes aventuras.

FIN.

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