El viaje de Sofía hacia la Montaña Mágica
Había una vez una niña llamada Sofía, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Un día, decidió viajar en tren para visitar a su mejor amiga Lucía, que vivía en la ciudad.
Sofía estaba muy emocionada por el viaje y llevaba consigo una maleta llena de juguetes y libros para regalarle a su amiga.
Al subir al tren, Sofía colocó su maleta en el compartimento superior y se sentó junto a la ventana para disfrutar del paisaje. El tren comenzó a moverse lentamente, y ella se sumergió en la lectura de un libro mientras el paisaje pasaba velozmente frente a sus ojos.
Sin embargo, cuando llegó a su destino y quiso bajar del tren, se dio cuenta de que ¡había olvidado su maleta arriba! Sofía entró en pánico al ver cómo el tren partía con su preciada maleta aún dentro. Llorando desconsoladamente, no sabía qué hacer.
"Tranquila Sofía, encontraremos una solución", dijo una voz misteriosa detrás de ella. Sofía se giró sorprendida y vio a un anciano sonriente que le tendió la mano. Sin dudarlo, lo siguió fuera de la estación hasta llegar a una parada abandonada cerca de las montañas.
Allí descubrió una escalera oculta que los llevó hasta lo más alto de la montaña. Al llegar a la cima, Sofía quedó maravillada al ver un paisaje increíble lleno de colores brillantes y criaturas mágicas volando por el aire.
El anciano le explicó que estaban en la Montaña Mágica, un lugar donde los deseos más profundos podían hacerse realidad. "Tu maleta está aquí", dijo el anciano señalando hacia un árbol gigante donde brillaba una luz dorada.
Sofía corrió hacia allí y encontró su maleta justo debajo del árbol resplandeciente. Abrió la maleta y descubrió que todos sus juguetes y libros estaban intactos e incluso parecían brillar con más intensidad.
"Gracias por ayudarme", dijo Sofía emocionada mientras abrazaba al anciano. "Recuerda siempre que los verdaderos tesoros están dentro de ti", respondió el anciano con calma antes de desaparecer entre las sombras de la montaña.
Con su maleta recuperada y el corazón lleno de gratitud, Sofía regresó al pueblo con una nueva perspectiva sobre lo que realmente era importante en la vida.
Desde ese día en adelante, cada vez que miraba las estrellas en el cielo recordaba la aventura vivida en la Montaña Mágica y sabía que siempre llevaría consigo un pedacito de magia en su corazón. Y así fue como Sofía aprendió que los verdaderos tesoros no se encuentran fuera sino dentro de uno mismo.
FIN.