El viaje de Soledad hacia la felicidad



Soledad era una niña que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos. A pesar de la belleza de su hogar, Soledad se sentía triste la mayor parte del tiempo.

Todos los días, al atardecer, se sentaba junto al río y veía cómo el sol se ocultaba detrás de las montañas, sintiendo un profundo vacío en su corazón. Un día, mientras contemplaba el río, se encontró con un anciano sabio llamado Don Elías.

El anciano le dijo a Soledad: "Niña, veo la tristeza en tus ojos. El río refleja tu tristeza, pero también puede mostrarte la felicidad". Soledad, sorprendida, le preguntó cómo era posible.

Don Elías le explicó que el río era como un espejo que reflejaba sus emociones, pero también era un camino hacia la felicidad. Le dijo a Soledad que emprendiera un viaje por el río para descubrir la verdadera felicidad.

Con esperanza en su corazón, Soledad partió en un pequeño bote por el río, enfrentando desafíos y superando obstáculos. En su viaje, conoció a personajes entrañables como el simpático pez Marcelo, que le enseñó a reír, y la amable tortuga Teresa, que le mostró la importancia de la paciencia.

A medida que avanzaba, Soledad aprendía lecciones valiosas sobre el amor, la gratitud y la importancia de disfrutar el momento presente. Finalmente, llegó a un lugar donde el río se abría en una hermosa laguna. Allí, Soledad encontró la respuesta que había estado buscando.

Se dio cuenta de que la felicidad no era un lugar al que llegar, sino un estado interior que dependía de cómo veía el mundo.

Regresó a su pueblo con el corazón rebosante de alegría, sabiendo que, aunque la tristeza a veces la visitara, también podía encontrar la felicidad en las cosas simples y en los momentos compartidos con aquellos que amaba.

FIN.

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