El viaje de Tito y Pepo
Los payasos, Tito y Pepo, se encontraban en una situación difícil. Después de años trabajando juntos para hacer reír a los niños del pueblo, el circo donde actuaban iba a cerrar sus puertas.
- ¿Qué vamos a hacer ahora, Pepo? - preguntó Tito con preocupación. - No lo sé, Tito. Pero no podemos dejar de hacer felices a los niños - respondió Pepo con determinación. Decidieron entonces emprender un viaje para encontrar una solución.
Caminaron durante días sin saber hacia dónde ir hasta que llegaron a un pequeño pueblo donde había un grupo de niños tristes y aburridos. - Hola chicos, somos Tito y Pepo, dos payasos que venimos de otro pueblo.
¿Les gustaría que les hagamos reír un rato? - dijo Tito con alegría. Los niños miraron extrañados pero al ver las caras pintadas de los payasos comenzaron a sonreír tímidamente.
Los payasos hicieron su mejor esfuerzo para sacar risas y sonrisas de cada uno de ellos. A partir de ese momento, todos los días visitaban el pueblo para animar a los niños y niñas. Fue así como descubrieron su verdadera pasión: llevar alegría y diversión allá donde fueran.
Pero pronto se dieron cuenta que necesitaban más recursos para seguir ayudando a los niños del pueblo. Así fue como decidieron montar su propio espectáculo callejero en la plaza principal del lugar.
La noticia corrió rápidamente por el pueblo y la gente comenzó a acudir en masa al espectáculo improvisado de Tito y Pepo, que con malabares, acrobacias y chistes lograban sacar risas a grandes y pequeños.
Poco a poco, el espectáculo se fue haciendo tan popular que incluso llegaron a ser contratados por otras localidades cercanas para llevar su alegría allí. Fue así como Tito y Pepo se convirtieron en payasos itinerantes. Con el tiempo, los dos amigos comprendieron que no necesitaban un circo para hacer felices a los niños.
Su verdadera vocación era llevar la sonrisa allá donde fueran. Y así fue como Tito y Pepo encontraron su camino en la vida: haciendo reír a los niños del mundo.
FIN.