El Viaje de Tomás el Perezoso
Había una vez un pequeño perezoso llamado Tomás que vivía en un hermoso bosque lleno de árboles altos y coloridos. A Tomás le encantaba descansar y pasar sus días colgando de una rama, contemplando el mundo. Sin embargo, a pesar de tener muchos amigos, a menudo se sentía un poco triste. El problema era que, en su lento andar, siempre se perdía las aventuras que sus amigos vivían.
Un día, mientras Tomás estaba en su rama favorita, escuchó a sus amigos hablando sobre una gran carrera que se iba a llevar a cabo en el bosque. Todos estaban emocionados por participar.
"Yo voy a ganar la carrera, ¡soy el más rápido!" - dijo Félix, el conejo.
"Yo tengo la mejor estrategia, ¡mi plan es infalible!" - aseguró Clara, la tortuga.
"¡Yo soy el más fuerte!" - gritó Lucas, el ciervo.
Tomás, sintiéndose un poco triste, dijo: "¿Y qué hay de mí? No puedo participar, soy muy lento."
Los amigos se dieron cuenta de que Tomás se sentía excluido.
"Pero Tomás, la carrera no es solo para los más rápidos. También se trata de disfrutar y participar" - dijo Clara.
"Sí, ¡solo tienes que intentarlo!" - añadió Félix.
Tomás, aunque dudó, decidió inscribirse en la carrera. En su interior, quería probar que podía hacer algo incluso a su propio ritmo. El día de la carrera, el bosque estaba lleno de energía. Tomás miró a su alrededor y vio a todos sus amigos listos para correr.
"No me puedo quedar atrás, tengo que intentar dar lo mejor de mí" - pensó.
Cuando sonó la señal de inicio, todos salieron corriendo. Tomás comenzó a moverse con gusto, disfrutando del paisaje mientras caminaba.
No pasó mucho tiempo cuando vio a Lucas y Félix corriendo rápidamente. Sin embargo, las cosas no iban tan bien para ellos.
"¡Cuidado!" - exclamó Clara, que se había desconcentrado.
"¡Ayuda! ¡No puedo frenar!" - gritó Félix, que había tropezado con una piedra.
A pesar de que Tomás iba lentamente, se acercó a su amigo.
"¡Voy a ayudarte, Félix!" - dijo, extendiendo su mano. Tomás usó todas sus fuerzas para ayudar a Félix a levantarse.
"Gracias, Tomás. No sé qué haría sin vos" - dijo Félix con gratitud.
Continuaron la carrera, pero Tomás sintió que algo diferente estaba pasando. No sólo estaba compitiendo, sino que también estaba ayudando. Mientras tanto, vio a Clara luchando por superarse.
"¡Vamos, Clara! ¡Yo sé que podés!" - la animó Tomás.
"Gracias, Tomás. Eres un buen amigo!" - respondió Clara con una sonrisa.
A medida que la carrera avanzaba, Tomás se dio cuenta de que todos tenían sus altibajos. Con cada paso que daba, conocía un poco más a sus amigos y se dio cuenta de que no se trataba solo de llegar primero, sino de disfrutar el momento.
Al final, Lucas, Félix y Clara llegaron a la meta antes que Tomás. Todos estaban agotados pero felices.
"¿Cómo te fue, Tomás?" - preguntó Lucas.
"Me fue genial! Aunque llegué último, ayudé a Félix y animé a Clara" - dijo Tomás, sintiéndose orgulloso.
"Y eso es lo más importante, amigo. No se trata solo de ganar!" - agregó Clara.
Tomás sonrió al darse cuenta de que había encontrado su propia manera de disfrutar la carrera. Desde ese día, fue conocido como el perezoso más valiente del bosque. Y aunque no era el más rápido, siempre estaba ahí para ayudar a sus amigos en sus propias aventuras.
Así, el pequeño perezoso aprendió que no siempre es sobre ser el primero, sino sobre ser un buen amigo. Y esa fue su verdadera victoria.
FIN.