El viaje de Trompito


Había una vez un niño llamado Jorge que vivía en la ciudad de Buenos Aires. Jorge tenía 8 años y siempre había soñado con trabajar en algo importante cuando fuera grande.

Su papá le contaba historias sobre su trabajo en el Subte, y eso despertó en Jorge un gran interés por ese medio de transporte. Un día, mientras caminaba por la calle con su mamá, vio a unos hombres moviendo muebles grandes dentro de una casa.

Se acercó para ver qué estaban haciendo y descubrió que estaban ayudando a una familia a mudarse. Jorge se emocionó mucho al ver cómo trabajaban juntos para llevar los muebles pesados de un lugar a otro.

Se dio cuenta de que eso era lo que él quería hacer: ayudar a las personas y ser útil como aquellos hombres. Desde ese momento, Jorge decidió que iba a conseguir un trabajo para ganarse su propio dinero y ayudar así a su familia.

Le pidió permiso a sus padres para buscar empleo y ellos aceptaron encantados, siempre apoyando sus sueños. El primer lugar donde buscó trabajo fue en el Subte.

Sabía que no podía trabajar allí todavía porque era muy pequeño, pero pensaba que podría encontrar alguna tarea sencilla para comenzar. Cuando llegó a la estación del Subte más cercana a su casa, se encontró con el señor Carlos, quien era el encargado del mantenimiento.

Jorge se acercó tímidamente al señor Carlos y le preguntó si podía ayudarlo en algo. "Hola señor Carlos ¿hay algo que pueda hacer aquí? Me gustaría aprender sobre el trabajo en el Subte", dijo Jorge entusiasmado.

El señor Carlos, sorprendido por la valentía y el deseo de aprender de Jorge, le explicó que no podía contratarlo porque era muy joven, pero que podría enseñarle algunas cosas sobre cómo funcionaba el Subte si quería. Jorge aceptó emocionado.

Durante los próximos meses, se convirtió en el aprendiz del señor Carlos. Aprendió sobre las diferentes líneas del Subte, cómo funcionaban los trenes y también ayudaba en pequeñas tareas de limpieza y mantenimiento.

Un día, mientras estaban trabajando juntos en la estación, un hombre se acercó al señor Carlos para preguntarle si necesitaban a alguien para trabajar en su empresa de mudanzas. El señor Carlos miró a Jorge y sonrió. "¡Claro! Tenemos aquí a un gran ayudante.

Se llama Jorge y es muy trabajador", respondió el señor Carlos. Jorge no podía creer lo que estaba escuchando. ¡Le habían ofrecido trabajo justo en lo que más le gustaba! Sin pensarlo dos veces, aceptó con una gran sonrisa en su rostro.

A partir de ese momento, Jorge comenzó a trabajar como ayudante de mudanzas durante los fines de semana. Ayudaba a las familias a empacar sus pertenencias con cuidado y luego las llevaba hasta sus nuevos hogares.

Con cada mudanza que realizaba, Jorge sentía una alegría inmensa al saber que estaba haciendo algo importante para otras personas. Además, cada vez ganaba más dinero con su trabajo y eso le permitía ahorrar para comprar cosas que necesitara o regalarle algo especial a su familia.

Jorge aprendió importantes lecciones durante este tiempo. Descubrió que el trabajo duro y la perseverancia son clave para alcanzar los sueños, y que ayudar a los demás es una de las cosas más gratificantes en la vida.

Con el paso del tiempo, Jorge se convirtió en un joven exitoso. Siguió trabajando en el Subte como conductor de trenes y también montó su propia empresa de mudanzas.

Ayudaba a muchas personas cada día y siempre recordaba aquellos primeros días cuando soñaba con trabajar en algo importante. Y así, Jorge demostró al mundo que no importa cuán pequeño seas o qué tan grande sea tu sueño, si trabajas duro y nunca te rindes, podrás lograr todo lo que te propongas.

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