El viaje del agua
En un tranquilo pueblo rodeado de montañas, vivían dos amigos llamados Martín y Sofía. Un día de verano, decidieron emprender una aventura hacia la fuente de agua más cristalina y pura que existía en las montañas.
- ¡Sofía, hoy es un día perfecto para ir a descubrir la fuente del agua! - dijo Martín emocionado.
- ¡Sí, Martín! Será un viaje increíble - contestó Sofía, emocionada por la idea.
Llenaron sus mochilas con provisiones, se pusieron sus sombreros y emprendieron el viaje. El sol brillaba intensamente y el camino estaba lleno de hermosas flores silvestres y coloridos pájaros. Sin embargo, a medida que subían la montaña, el calor se hacía más intenso y el agua de sus botellas se acababa rápidamente.
- Martín, estamos casi sin agua. ¿Qué haremos si no encontramos la fuente pronto? - preguntó preocupada Sofía.
- Tranquila, seguro que estamos cerca. Sigamos adelante - respondió Martín tratando de mantener el ánimo.
De repente, divisaron una mariposa azul que revoloteaba en el aire y los guiaba hacia un estrecho sendero. Decidieron seguir el camino que la mariposa les mostraba, confiando en que los llevaría a la fuente.
Después de un rato, llegaron a un claro donde se encontraba un árbol grande y frondoso. Bajo sus ramas, descubrieron un arroyo de agua fresca y cristalina que fluía con suavidad.
- ¡Lo logramos, encontramos la fuente del agua! - exclamó Sofía, emocionada.
- ¡Qué alivio! Estábamos tan sedientos - dijo Martín, bebiendo largos sorbos de agua.
Se refrescaron, llenaron sus botellas y luego se sentaron a descansar bajo la sombra del árbol. Mientras observaban el arroyo, vieron cómo el agua fluía libremente, alimentando la vida a su paso.
- Sabes, Sofía, el agua es como una viajera incansable que recorre el mundo llevando vida a todas partes - dijo Martín reflexionando.
- Sí, es increíble cómo el agua es tan importante para la naturaleza y para nosotros. Debemos cuidarla y protegerla en todo momento - agregó Sofía con seriedad.
Así, Martín y Sofía aprendieron el valor del agua y regresaron al pueblo con la convicción de enseñar a todos sobre la importancia de cuidar este precioso recurso.
Desde entonces, cada vez que veían correr el agua en los ríos, recordaban la importancia de protegerla y agradecían su presencia en sus vidas.
FIN.