El viaje del agua hasta Gashampampa



En un hermoso lugar alto andino llamado Gashampampa, vivía un niño llamado Tuto. Tuto era curioso y le encantaba explorar la naturaleza que lo rodeaba. Un día, mientras paseaba por los caminos de tierra, decidió emprender una aventura para descubrir de dónde venía el agua que llenaba su querido puquial.

"¿De dónde viene el agua?" - se preguntó Tuto, mirando hacia el cielo azul.

Decidido a encontrar la respuesta, comenzó su camino hacia la montaña.

Mientras caminaba, se encontró con una mariposa amarilla.

"¡Hola, Tuto!" - dijo la mariposa.

"Hola, mariposa. ¿Sabés de dónde viene el agua?" - preguntó Tuto.

"El agua viene de las nubes. Cuando llueve, se forma en ríos y lagunas, pero primero nace como pequeñas gotas en las nubes.¡Sigue tu camino y lo descubrirás!" - le respondió la mariposa, dando un giro y volando hacia una flor.

Tuto siguió su camino hasta que, de repente, el cielo se oscureció. Un fuerte viento comenzó a soplar y, de pronto, cayó una lluvia torrencial.

"¡Ay, no!" - gritó Tuto mientras corría para refugiarse bajo un gran árbol.

Al poco rato, la lluvia cesó, pero Tuto notó que el agua se acumulaba en un pequeño charco frente a él.

"¡Mirá!" - exclamó. "El agua se junta aquí. ¡Debo explorar más!" - pensando en que había encontrado una pista.

Esa acumulación de agua formaba un puquial, un pequeño estanque donde los animales venían a beber. Intrigado, Tuto observó cómo las gotas bailarinas se reunían en el charco, formando pequeñas olas.

"Se ve tan hermoso, como un pequeño espejo del cielo" - reflexionó.

En ese momento, un pato se acercó para beber agua del puquial.

"¡Hola, pato!" - le saludó Tuto. "¿Cómo sabés que el agua aquí es buena?"

"Porque el agua de lluvia se filtra en el suelo, se purifica y llena los puquiales como este. Sin el camino que recorre, no tendríamos agua limpia y fresca" - dijo el pato, mientras movía su cabeza de un lado a otro.

"¿Y de dónde viene el agua cuando no llueve?" - continuó preguntando Tuto.

"De los glaciares en las montañas. Ellos almacenan el agua y al derretirse, la sueltan entre ríos y quebradas, formando la corriente que llega hasta aquí. ¡Es un viaje largo!" - explicó el pato mientras chapoteaba.

De pronto, Tuto recordó lo que había hablado con la mariposa. Comprendió que el agua pasaba por un gran ciclo, viajando desde el cielo hasta la tierra y luego regresando de nuevo al cielo por evaporación.

"Entonces, el agua siempre está viajando, ¿verdad?" - preguntó con una sonrisa.

"Exactamente, siempre en movimiento y ayudando a la vida en cada rincón" - respondió el pato mientras se zambullía en el puquial.

Tuto se despidió del pato y continuó su aventura. Pensó en todo lo que había aprendido. Con cada paso se imaginaba las montañas, ríos y nubes esos que tanto necesitaban del agua.

Al llegar a su casa, Tuto se sentó en el patio y observó las gotas brillantes de agua en las hojas. Con una sonrisa en el rostro, entendía que cada gota contaba una historia y que él era parte de ese gran viaje del agua.

Y así, Tuto se convirtió en un defensor del agua, contándole a todos sus amigos sobre el importante viaje que realiza y cómo pueden ayudar a cuidar la naturaleza.

"¡Cuidemos el agua para que siempre haya puquiales en Gashampampa!" - decía emocionado.

Desde aquel día, Tuto nunca miró las gotas de agua de la misma manera. Sabía que eran un tesoro y que cada uno tenía su propia historia por contar en el viaje hacia la vida.

Así, el niño pequeño se convirtió en un gran defensor del agua y amigo de la naturaleza, siempre recordando que cada gota cuenta una aventura.

FIN.

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