El viaje del agua potable
En una pequeña y pintoresca ciudad, vivían Martina y Facundo, dos hermanos curiosos y llenos de energía. Un día, en la escuela, su maestra les contó sobre la importancia del agua potable y cómo llegaba hasta sus casas. Intrigados, decidieron investigar más sobre el tema.
Armados con mochilas, lápices y libretas, los hermanos emprendieron su aventura en busca de respuestas. Primero, visitaron la planta de tratamiento de agua, donde conocieron a Don Sebastián, el ingeniero a cargo. -
Hola, niños curiosos. ¿En qué puedo ayudarles? -dijo amablemente Don Sebastián. Los hermanos le hicieron un montón de preguntas y él, con paciencia, les explicó cómo se trataba el agua para convertirla en potable. Fascinados, agradecieron a Don Sebastián y continuaron su viaje.
Su próxima parada fue la estación de bombeo, donde conocieron a la simpática ingeniera Carla. -Hola, chicos. ¿Qué los trae por aquí? -les preguntó. Martina y Facundo le contaron sobre su investigación y Carla les mostró cómo el agua era bombeada desde las fuentes hasta la planta de tratamiento. Los niños no podían creer lo lejos que viajaba el agua antes de llegar a sus hogares. Despidiéndose de Carla, los hermanos decidieron seguir su recorrido.
Finalmente, visitaron la oficina de distribución de agua, donde conocieron a Juan, el encargado. -¡Bienvenidos! ¿Quieren saber cómo organizamos la distribución del agua en la ciudad? -les preguntó entusiasmado. Martina y Facundo asintieron emocionados, y Juan les explicó cómo se gestionaba la distribución del agua potable a través de una red de cañerías y tanques de almacenamiento. Los niños estaban maravillados con todo lo que habían aprendido.
Al regresar a casa, Martina y Facundo compartieron con sus padres toda la información que habían recopilado. Después de escucharlos atentamente, su mamá les dijo: -Es maravilloso ver cómo se interesan por aprender sobre el agua potable. Ahora entienden por qué debemos cuidar este recurso tan valioso.
Desde ese día, Martina y Facundo se convirtieron en defensores del agua potable, enseñando a todos en su comunidad la importancia de valorar y cuidar este recurso vital. Y cada vez que abrían el grifo, recordaban todo el viaje que el agua había hecho para llegar hasta ellos, agradeciendo cada gota que fluía.
FIN.