El Viaje del Cemí



En una hermosa isla del Caribe, había un yukayeke taíno llamado Yucay. Era un pueblo lleno de vida, donde los niños jugaban al lado de las palmeras y los ancianos contaban historias de sus ancestros alrededor de hogueras. En Yucay, el cemí era más que una estatua; era un símbolo de conexión y respeto por los ancestros.

Un día, mientras la brisa suave acariciaba las olas, una pequeña niña llamada Lila decidió aventurarse en el bosque. Lila era curiosa y soñadora, siempre preguntándose sobre el cementerio de los ancestros, donde se decía que el cemí guardaba los secretos de la sabiduría milenaria.

"¿Por qué es tan importante el cemí, abuelo?" - le preguntó a su abuelo mientras lo ayudaba a pescar en la costa.

"El cemí nos une a nuestros ancestros, Lila. Es un recordatorio de nuestras raíces y de lo que podemos aprender de ellos" - respondió el abuelo con una sonrisa.

Ese mismo día, mientras paseaba por el bosque, Lila se encontró con un pequeño pájaro de plumaje brillante atrapado entre unas ramas. Sin pensarlo dos veces, se acercó y lo liberó.

"¡Gracias, amable niña!" - chirrió el pájaro. "Soy el espíritu del bosque, y puedo ayudarte a encontrar respuestas".

Lila, sorprendida, sonrió y preguntó:

"¿Cómo puedo conocer más sobre nuestros ancestros y el cemí?"

"Sígueme, y te llevaré a descubrirlo" - dijo el pájaro, antes de volar un poco más adelante.

Siguió al pájaro a un claro donde se erguía un fuerte cedro. En su base, había un pequeño cemí que parecía resplandecer con luz propia.

"Este es el cemí de los ancestros de Yucay. Aquí es donde puedes pedir sabiduría" - dijo el pájaro.

"¿Pero cómo?" - preguntó Lila.

"Cierra los ojos, respira profundo y siente la energía del lugar" - le respondió.

Lila hizo lo que le pidió el pájaro y comenzó a sentir una paz profunda. Imágenes de sus ancestros empezaron a danzar en su mente. Una figura que parecía ser su tatarabuela apareció.

"Querida Lila, recuerda siempre de dónde vienes. Debes ser valiente y cuidarte a ti misma y a tu comunidad" - le susurró la anciana.

Lila abrió los ojos, emocionada y asombrada.

"¡Gracias! Volveré a Yucay y compartiré esto con todos" - exclamó con alegría.

De repente, una sombra cruzó el claro. Era una tormenta que amenazaba con arrastrar a la aldea entera.

"¡No! Debemos proteger el cemí!" - gritó Lila.

"Rápido, llevemos este cemí a un lugar seguro" - dijo el pájaro.

Ambos corrieron hacia la aldea, donde la gente estaba preocupada, intentando cubrir sus casas.

"¡Lila! ¿Qué haces aquí?" - preguntó su abuelo, al ver su rostro ansioso.

"¡Hay que proteger al cemí! Es nuestra conexión con los ancestros" - exclamó.

"Tienes razón. ¡Vamos a buscarlo!" - se unió su abuelo.

El abuelo y Lila junto al pueblo, formaron un grupo. Unieron fuerzas, solidarizándose y trabajando juntos para encontrar un lugar seguro para el cemí. Después de mucho trabajo, lo lograron.

Una vez que la tormenta pasó, el pueblo celebró.

"Hicimos esto juntos, y el cemí sigue con nosotros para guiarnos" - dijo el abuelo orgulloso.

"Sí, y siempre cuidaré de él, y de nuestras historias" - respondió Lila con una gran sonrisa.

Desde ese día, todos en Yucay comprendieron la importancia del cemí, no solo como figura sagrada, sino como símbolo de unión y fuerza. Gracias a la valentía de Lila y la sabiduría de sus ancestros, el vínculo del pueblo y su historia se volvió más fuerte.

Y así, cada año celebraban una gran fiesta en honor a sus ancestros, recordando siempre lo que el cemí representaba: la unión entre el pasado, el presente y el futuro.

FIN.

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