El viaje del corazón


Era una soleada tarde de verano en el pequeño pueblo de Villa Esperanza. Eliana, una niña curiosa y llena de energía, siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras caminaba por la orilla del río, vio a Juancito sentado en un banco con la mirada perdida. Intrigada por su tristeza, Eliana decidió acercarse y preguntarle qué le pasaba. Juancito le contó que tenía un pasado en el río que lo había marcado para siempre.

Solía pasar mucho tiempo allí con su amigo Pocho antes de que algo terrible ocurriera. Preocupada por su nuevo amigo, Eliana sugirió que visitara al psicólogo Sergio para recibir ayuda. Juancito aceptó y pronto comenzaron las sesiones de terapia.

Sergio era un psicólogo amable y comprensivo que escuchaba atentamente las historias de Juancito. Después de varias sesiones, Sergio se dio cuenta de que Juancito necesitaba un enfoque diferente en su tratamiento.

Decidió derivarlo a Anto, una especialista en terapia al aire libre. Anto creía firmemente en el poder curativo de la naturaleza y sabía cómo ayudar a los niños a superar sus miedos y traumas.

Un día soleado, Anto llevó a Juancito al río donde solía jugar con Pocho. A medida que caminaban juntos por la orilla del agua cristalina, Anto le explicó a Juancito sobre el proceso natural del cambio y cómo todos tenemos la capacidad de sanar nuestras heridas internas.

Juancito empezó a sentirse más tranquilo mientras observaba los peces nadar en el río y escuchaba el canto de las aves. Anto le enseñó técnicas de respiración profunda para ayudarlo a relajarse y le recordó que siempre estaría allí para apoyarlo.

A medida que pasaban los días, Juancito comenzó a abrirse más con Anto. Le contó sobre sus juegos en el río con Pocho y cómo todo había cambiado después del accidente.

Anto escuchaba con empatía, sin juzgarlo ni presionarlo para hablar más de lo necesario. Un día, mientras Juancito y Anto estaban sentados cerca del río, Eliana se acercó corriendo emocionada.

Había notado una gran mejora en la actitud de Juancito desde que comenzaron las sesiones con Anto y quería unirse a ellos. Los tres pasaron horas explorando la naturaleza, construyendo castillos de arena y riendo juntos. Eliana demostraba su amistad incondicional hacia Juancito, brindándole amor y apoyo en cada momento.

Con el tiempo, Juancito comenzó a darse cuenta de que su pasado no definía su presente ni su futuro. Aprendió a aceptar lo ocurrido como parte de su historia pero también entendió que podía construir nuevos recuerdos felices junto a Eliana y Anto.

La amistad entre Juancito, Eliana y Anto se fortaleció día tras día. Juntos superaron obstáculos, enfrentaron miedos e hicieron frente al pasado sin dejar que les impidiera vivir plenamente.

Juancito aprendió valiosas lecciones sobre la importancia del amor propio, la amistad y la resiliencia. Comprendió que, a pesar de los momentos difíciles que había vivido, siempre había personas dispuestas a ayudarlo y acompañarlo en su camino hacia la felicidad.

Y así, Juancito, Eliana y Anto continuaron explorando el mundo juntos, creando nuevos recuerdos y demostrando que el amor y el apoyo pueden sanar cualquier herida del pasado.

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