El viaje del Filete de Merluza



En una colorida cocina de un restaurante en el centro de Buenos Aires, vivía un filete de merluza muy especial. Se llamaba Merly y soñaba con convertirse en el plato estrella del menú. Merly no era un pescado cualquiera; desde que fue capturado, había estado escuchando las historias de los demás ingredientes. Cebollas, tomates y especias compartían sus anécdotas de cómo siempre terminaban en un delicioso platillo.

Un día, mientras Merly reposaba en la heladera, escuchó a la Chef Clara hablando con su ayudante Juan.

"Hoy quiero preparar algo único, algo que sorprenda a mis clientes", dijo la Chef Clara.

"¿Qué tal un filete de merluza?" propuso Juan.

"¡Eso es!" exclamó Clara. "Merly, ¡te necesitamos!"

Merly se sintió emocionado, pero también un poco nervioso. ¿Y si no les gustaba? Entonces, decidió hacer todo lo posible para que su preparación fuera increíble. Al volver a la heladera, conoció a la cebolla Sofía, quien le compartió su secreto.

"Siempre hay que llorar un poco para sacar lo mejor de nosotros", dijo Sofía.

"¡Pero yo no quiero llorar!" se quejó Merly.

"No se trata de eso. A veces hay que dejar salir lo que sentimos, solo así podemos brillar en el plato. ¡Confía en mí!"

El día de la preparación, Merly se sintió valiente. Mientras la Chef Clara lo limpiaba, recordó las palabras de Sofía y decidió dar lo mejor de sí mismo.

"¡Estoy listo!" pensó.

La chef lo cocinó con cariño, agregando a Sofía y otras verduras coloridas. Pero de repente, un accidente ocurrió.

Un poco de aceite caliente salpicó y casi quema a Juan.

"¡Aaaah!" gritó Juan, asustándose.

"¡Cálmate! ¡Estamos bien!" dijo Clara, sonriendo con confianza.

Merly se dio cuenta de que incluso los mejores cocineros pueden tener problemas. Se sintió orgulloso de estar ahí. Después del susto, la chef siguió trabajando, y Merly se acomodó una vez más en su sartén, sintiendo todo el amor y la energía que se le ponía a la comida.

Finalmente, llegó el momento de servir el plato.

"¡Listo! ¡El filete de merluza con salsa de tomate y cebollas caramelizadas!" anunció Clara.

Los clientes en el restaurante lo probaron, y sus rostros se iluminaron.

"¡Es el mejor platillo que he comido!" dijo uno.

"Quiero otro!" gritó otro entusiasmado.

Merly, en ese instante, supo que había dominado el arte de la cocina. No solo había aprendido a enfrentar sus miedos, sino que también había demostrado que ser parte de una gran receta era su verdadera vocación.

Esa noche, mientras todos disfrutaban del platillo, se oyó un susurro en la cocina.

"Gracias por dejarme ser parte de su historia", murmuro Merly feliz. Y así, el filete de merluza se convirtió en un símbolo de amistad, valentía y pasión por la cocina, inspirando a todos los ingredientes a dar lo mejor de sí mismos.

FIN.

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