El viaje del globo rojo
En un pueblo tranquilo, vivía un niño llamado Mateo. Mateo era un niño triste, ya que no tenía una familia que lo cuidara. Un día, mientras paseaba por el parque, encontró un huevo gigante.
Para su sorpresa, el huevo se rompió y de él salió un pequeño dodo. El dodo parecía perdido y solo, al igual que Mateo. Sin dudarlo, Mateo decidió cuidar del dodo y lo llamó Pancho. Juntos, Mateo y Pancho se convirtieron en inseparables amigos.
Un día, mientras paseaban, vieron un globo rojo atascado en un árbol. Mateo decidió ayudar al globo y, con la ayuda de Pancho, lograron rescatarlo. El dueño del globo resultó ser un niño que también se sentía solo.
Los tres niños, junto con Pancho, se hicieron amigos de inmediato. El niño dueño del globo les contó que él también había sido adoptado, y que aunque al principio se sintió triste, descubrió que su familia adoptiva lo amaba mucho.
Al escuchar esto, Mateo comenzó a comprender que la adopción podía ser una oportunidad maravillosa para encontrar una familia que lo quisiera.
Decidido a encontrar una familia, Mateo y sus amigos se propusieron hacer volar el globo rojo hasta llegar a la ventana de una casa, donde esperaban encontrar a su nueva familia. Con esfuerzo y valentía, lograron que el globo rojo llegara a la ventana de una familia que estaba buscando un niño para adoptar.
La familia, conmovida por la determinación de Mateo y sus amigos, decidió conocerlo. Al ver el amor y la amistad que lo rodeaban, la familia decidió adoptar a Mateo, quien finalmente encontró un hogar donde ser feliz.
Desde entonces, Mateo, Pancho y el niño del globo vivieron muchas aventuras juntos, recordando siempre que la amistad, el amor y la valentía pueden cambiar el destino de cualquiera.
FIN.