El Viaje del Gota



En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una niña llamada Lía. Desde su ventana, podía ver un brillante río que serpenteaba por el valle. Un día, mientras jugaba en el campo, Lía escuchó un susurro.

"Ayuda... Necesito ayuda..." - decían las suaves corrientes de agua.

Intrigada, Lía siguió el sonido hasta la orilla del río.

"¿Quién habla?" - preguntó Lía, viendo las olas relucir.

"Soy Gota, una pequeña gota de agua. El río se está secando y necesito que me ayudes a salvarlo."

Lía, emocionada y un poco asustada, se agachó y le respondió:

"¿Cómo puedo ayudarte, Gota?"

"Debes entender lo importante que es el agua. Sin ella, los pájaros no tendrán donde beber, las plantas no crecerán y los animales se sentirán muy tristes. ¡Ven conmigo a un viaje! Te mostraré lo que sucede cuando el agua se va."

Sin pensarlo dos veces, Lía aceptó y se sumergió en el río. Al instante, se encontró en un mundo mágico donde el agua era la protagonista. Vieron un campo seco y polvoriento, donde las flores marchitas suspiraban por un poco de agua.

"Mirá, Lía, esa es la flor del desierto, solía ser hermosa y vibrante. Sin agua, se convirtió en polvo. ¡Debemos actuar!" - dijo Gota.

Continuaron su viaje y llegaron a un lago vacío, donde los patos nadaban en círculos buscando algo que no podían encontrar.

"¡Ayuda! ¡Estamos tan sedientos!" - gritaron los patos.

"¡No puede ser!" - exclamó Lía. "¿Qué pasó aquí?"

"El campo se usa sin cuidado y el agua se está escapando. Si no le demostramos a la gente cuán valiosa es, cada vez habrá menos."

Lía se sintió triste al ver tanto sufrimiento. Decidió que debía hacer algo. Con el apoyo de Gota, volvió al pueblo y reunió a sus amigos.

"¡Chicos! ¡El agua es muy importante para todos!" - les dijo Lía con determinación. "Debemos cuidar el río y las fuentes de agua.¿Vieron lo que pasó en el lago?"

Sus amigos la miraron confundidos.

"¿Cómo podemos ayudar?" - preguntó uno de ellos.

"Podemos organizar una campaña de limpieza, plantar árboles y enseñar a los demás sobre la importancia del agua."

Y así, juntos, comenzaron su misión. Hicieron carteles, hablaron con los adultos del pueblo y finalmente organizó una gran limpieza en el río.

Al día siguiente, Lía y sus amigos se despertaron muy temprano con sus guantes y bolsas de basura.

"¡Vamos, chicos! Cada pequeña acción cuenta, y el río será aún más bonito" - gritó Lía mientras corrían hacia la orilla.

Trabajaron duro, recogiendo botellas, papeles y todos los residuos que encontraban. Con cada bolsa llena, sentían una gran satisfacción.

"¡Miren cómo brilla el agua ahora!" - exclamó Lía, viendo el reflejo del sol sobre el río despejado.

Los habitantes del pueblo, al percatarse de todo el esfuerzo, comenzaron a unirse y más personas se sumaron al movimiento. Decidieron ponerle nombre a la iniciativa: 'Cuidemos el Agua'.

Pasaron semanas y no solo el río volvió a fluir con fuerza, sino que las plantas florecieron y los animales regresaron. Lía y Gota estaban felices.

"¡Lo logramos!" - gritó Gota, emocionada. "Mira cómo el río ha recuperado su vida. Y todo gracias a ti, Lía."

"No lo hice sola. Todos en el pueblo ayudaron. Cada gota cuenta, ¡y tú me enseñaste lo importante que es el agua!" - dijo Lía sonriendo.

Desde aquel día, Lía se convirtió en la guardiana del agua en el pueblo. Aprendió a cuidar, proteger y valorar cada gota, y a su lado, Gota siempre la acompañaba.

Y así, recuerdo a todos los habitantes del pueblo, la importancia del agua, una preciosa gota que nunca se debe desperdiciar. Cada vez que escuchaban el murmullo del río, sonreían, pues sabían que gracias a su esfuerzo, sus corazones siempre estarían llenos de agua y vida.

FIN.

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