El Viaje del Lápiz Azul



En un tranquilo pueblo, había un lápiz azul llamado Lalo. Lalo siempre soñaba con aventurarse más allá de su escritorio y explorar el mundo.

Un día, mientras el niño que lo usaba estaba distraído, Lalo se deslizó del escritorio y cayó al suelo.

"¡Hurra! Finalmente puedo explorar!" - gritó Lalo, emocionado.

Comenzó su travesía por la habitación, observando todo con curiosidad. Se encontró con un borrador llamado Berta.

"¿A dónde vas, Lalo?" - preguntó Berta, intrigada.

"Voy a ver el mundo. ¡Quiero dibujar cosas maravillosas!" - respondió Lalo entusiasmado.

"No se puede salir de la habitación, el niño podría perderte" - dijo Berta preocupada.

"Pero si me quedo aquí, nunca conoceré nada nuevo. Quiero ver más allá de este lugar" - argumentó Lalo.

Con un poco de valentía, Lalo siguió su camino. Cuando llegó a la ventana, miró hacia afuera. Vio un hermoso jardín lleno de flores, mariposas y risas de niños jugando.

"¡Mirá todo eso! ¡Es precioso!" - exclamó Lalo.

Sin dudarlo, se acercó a la ventana y decidió saltar al jardín. En su caída, aterrizó suavemente en un suave campo de hierba.

"¡Estoy libre!" - gritó Lalo, disfrutando de su nueva libertad.

Lalo empezó a dibujar lo que veía con su punta azul: flores, mariposas y el gran sol amarillo. Mientras dibujaba, cada trazo cobraba vida y las flores parecían bailar con la brisa.

Al poco tiempo, se encontró con un grupo de niños que estaban pintando.

"¡Hola! Soy Lalo, el lápiz azul. ¿Puedo unirme?" - dijo Lalo con alegría.

"¡Claro, pero no nos hagas quedar mal!" - respondió una niña llamada Ana, riendo.

"No se preocupen, porque tengo muchas ideas geniales" - dijo Lalo, seguro de sí mismo.

Empezó a dibujar un gran mural en una pared del jardín. Todos los niños se unieron a él y juntos crearon un maravilloso paisaje lleno de creatividad, risas y amistad.

Sin embargo, cuando Lalo miró hacia atrás, se dio cuenta de que su punta se había desgastado.

"Oh no, no puedo seguir dibujando" - dijo Lalo, preocupado.

"No todo es eterno, Lalo, pero siempre puedes volver y encontrar una solución" - dijo un niño sabio llamado Leo.

Pensando en las palabras de Leo, Lalo decidió regresar a su hogar. Al llegar, encontró al niño sentado frente a su escritorio, preocupado por haber perdido su lápiz azul. Lalo se subió al escritorio, retornando a su lugar justo en la caja de lápices.

"¡Lalo! ¡Estabas perdido!" - exclamó el niño con alivio.

"Sí, y tuve la aventura más increíble. Pero aprendí algo: siempre hay un momento para descansar y volver a ser útil." - dijo Lalo con una gran sonrisa.

El niño sonrió y afiló a Lalo, dejándolo listo para nuevas aventuras. Los días siguientes, Lalo se volvió el lápiz favorito del niño, y juntos, dibujaron un sinfín de mundos nuevos y maravillosos, porque a veces, para crear, solo necesitamos un poco de valentía y amigos que nos acompañen.

Y así, Lalo entendió que la vida está llena de aventuras, aunque a veces hay que regresar a casa para estar listo para lo siguiente. Desde ese día, nunca dejó de soñar y de compartir su pasión por el dibujo.

Y así, el lápiz azul vivió feliz, explorando los mundos que su imaginación le permitía crear, acompañado siempre de su pequeño amigo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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