El Viaje del Número Uno



¡Había una vez un número que estaba solo! Era el Número Uno, y no tenía con quién hablar, ni con quién jugar o pasear. Estaba muy aburrido y pensó que no podía ser que no hubiera nadie más. Así que decidió hacer algo al respecto. Se acomodó en su pequeño rincón del mundo y, con toda su fuerza, trató de llamar:

"Uuuuuu! ! !"

El eco de su llamado resonó en el vacío, pero no obtuvo respuesta. El Número Uno se sintió un poco desanimado, pero no estaba dispuesto a rendirse.

Entonces, decidió salir a explorar. Caminó y caminó, hasta llegar a una gran colina. Cuando llegó a la cima, había una vista increíble. En el horizonte, encontró algo que brillaba.

"¿Qué será eso?", se preguntó.

Y, sin pensarlo dos veces, comenzó a rodar colina abajo, emocionado por lo que podría descubrir.

Al llegar al fondo, el Número Uno se encontró con un paisaje lleno de colores y formas. Frente a él había un grupo de números, todos conversando animadamente.

"¡Hola! Soy el Número Uno!", se presentó con alegría.

Pero los otros números estaban tan absortos en su conversación que ni siquiera lo notaron.

"¡Hola!"

"¡Disculpen, ¿pueden verme? !"

Repitió, un poco preocupado.

Sin embargo, pareció que todo se convertía en un gran juego de ecos.

Finalmente, uno de los números, el Número Dos, lo miró.

"¡Hola, Uno!"

"¿Cómo es posible que estés aquí solo?"

"No lo sé, estaba aburrido y decidí venir a buscar amigos".

"¡Qué buena idea! ¡Nosotros somos todos números! Me llamo Dos y a nuestro lado están tres, cuatro, cinco y seis!"

Se presentó el Número Dos, señalando a sus amigos.

"¡Hola a todos!" saludó de nuevo el Número Uno, emocionado.

"Podemos jugar juntos. ¿Quieren jugar a las escondidas?"

"¡Sí!" gritaron al unísono los demás números.

Así, el Número Uno se unió al juego y comenzó a reír y a correr con los otros números. Pero, justo cuando pensaban que todo iba a ser diversión, escucharon una voz que provenía de una piedra grande.

"Espera un momento, números, ¡no se olviden de mí!"

Era el Número Cero, que había estado escondido.

"¿Cero? ¡Bienvenido! ¡Puedes jugar también!"

El Número Cero se unió a ellos, y entonces el número Uno se dio cuenta de lo importante que era cada uno de ellos, incluso el que parecía estar fuera de la partida.

"No importa si eres uno, dos, tres o cero. ¡Todos somos especiales!"

Todos los números rieron y continuaron jugando.

Después de un tiempo, se detuvieron a descansar.

"Hoy fue un día increíble, porque descubrí que la soledad se acaba compartiendo momentos", dijo el Número Uno.

"¡Así es! No hay que tener miedo de buscar amigos", agregó el Número Cero.

Desde ese día, el Número Uno ya no se sintió solo. No solo había encontrado amigos, sino que aprendió la importancia de cada número en su mundo. Y así, juntos, formaron un grupo inseparable de números felices que siempre estaban ahí para compartir sus aventuras, por más grandes o pequeñas que fueran.

El fin.

FIN.

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