El viaje del pajarito



En un pequeño pueblo, vivía una mujer llamada Marta. Todas las mañanas, Marta se ocupaba de atender su conuco, dejando a su bebé, María, en manos de la abuela. Sin embargo, Marta no le prestaba la debida atención a su bebé cuando regresaba del conuco, ya que estaba agotada y preocupada por las labores del hogar.

Un día, Marta decidió llevar a María al conuco con ella, pensando que el aire fresco del campo podría hacerle bien a la niña. Sin embargo, la pequeña María comenzó a llorar, reclamando la atención de su madre. Marta, sumida en sus tareas, no le prestó atención, hasta que el llanto de María se transformó en el piar de un pajarito y la pequeña se convirtió en un hermoso pájaro de colores brillantes. Marta, sorprendida, trató de atrapar al pajarito, pero este se alzó en vuelo y desapareció en el cielo.

Desesperada, Marta corrió tras el pájaro, llorando y pidiendo perdón a su hija por no haberle prestado la atención que merecía. Sin embargo, el pájaro no se detuvo ni volvió. Marta se quedó allí, arrepentida y con el corazón destrozado.

Días después, Marta encontró un nido en un árbol cercano al conuco. En ese nido, descubrió tres huevos brillantes. Marta comprendió que aquel pájaro que antes fue su hija, había dejado esos huevos como un regalo, una oportunidad para aprender de sus errores y cuidar a esos pajaritos como nunca lo hizo con María.

Decidida a enmendar su error, Marta cuidó con esmero los huevos, protegiéndolos del mal tiempo y los depredadores. Con el paso de los días, los huevos se rompieron, y tres hermosos pajaritos salieron de su interior. Marta los alimentó, los acunó y les enseñó a volar.

Los pajaritos crecieron fuertes y libres, llenando el conuco y la vida de Marta de alegría y vitalidad. La mujer entendió que, a pesar de los errores del pasado, siempre hay una oportunidad para cambiar, aprender y amar de forma incondicional. Desde entonces, Marta se convirtió en una madre atenta, dedicada y amorosa, brindando a sus pajaritos, y a todos los seres que la rodeaban, el cuidado y la atención que merecían.

FIN.

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