El viaje del plástico perdido



En una pequeña ciudad llamada Wenceslao Escalante, vivía un niño curioso y aventurero llamado Nico. Un día, mientras paseaba por el parque, vio algo brillante entre los arbustos. Al acercarse, descubrió que era un trozo de plástico. Nico se preguntó de dónde vendría y cómo habría llegado hasta allí. Decidió investigar y descubrió que el plástico había sido desechado de manera irresponsable en un basural. Profundamente preocupado, Nico decidió tomar cartas en el asunto.

—¡Esto es terrible! El plástico no debería terminar así —exclamó Nico con determinación.

Decidió emprender un viaje para descubrir qué le sucedía al plástico una vez que era desechado. Nico se coló en un contenedor de basura y, sin darse cuenta, fue transportado a un mundo sorprendente y muy diferente.

Al abrir los ojos, se encontró en un lugar mágico y colorido donde los trozos de plástico cobraban vida. Descubrió que, aunque estaban felices de estar en ese lugar, anhelaban volver a ser útiles de alguna manera.

Nico decidió ayudar a sus nuevos amigos plásticos a encontrar un propósito. Con ingenio y creatividad, juntos transformaron el plástico en juguetes, herramientas y obras de arte. Cada objeto nuevo traía alegría y utilidad a la comunidad.

Después de haber dado nueva vida al plástico, Nico supo que era hora de volver a casa. Se despidió de sus amigos plásticos, prometiéndoles que regresaría pronto. Al despertar, se encontró de nuevo en el basural, con el trozo de plástico en la mano. Decidió recogerlo y llevarlo consigo.

De regreso en Wenceslao Escalante, Nico compartió su aventura con todos en la ciudad. Habló sobre la importancia de reciclar y darle una segunda oportunidad al plástico. Juntos, limpiaron el basural y crearon un programa de reciclaje en la comunidad. El plástico perdido ya no sería basura, sino la materia prima para nuevas creaciones.

Desde ese día, Wenceslao Escalante se convirtió en un lugar ejemplar en el cuidado del medio ambiente, y Nico se convirtió en un héroe para la ciudad. El plástico perdido encontró un nuevo propósito gracias a la valentía y la creatividad de un niño con un gran corazón.

FIN.

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