El viaje del polvo de estrellas



Hace mucho, mucho tiempo, en un rincón remoto del universo, existía un polvo de estrellas brillante y reluciente que viajaba por el cosmos. Un día, ese polvo de estrellas decidió que quería convertirse en algo más, algo maravilloso. Así que, lentamente, comenzó a juntarse y a mezclarse, creando pequeñas chispas de luz que bailaban en el espacio.

Pasaron miles de años, y esas chispas de luz se convirtieron en pequeños planetas y astros. En uno de esos astros, llamado Tierra, el polvo de estrellas creó vida. El polvo de estrellas se transformó en plantas, animales, ríos, montañas y, finalmente, en seres humanos.

Los seres humanos se maravillaban de la belleza que los rodeaba, pero se sentían perdidos y confundidos sobre su origen. Entonces, una noche, las estrellas comenzaron a brillar más intensamente y a susurrar en el viento. "Somos vuestros antepasados, el polvo de estrellas que dio origen a vuestra existencia. Cada átomo en vuestro cuerpo proviene de nosotros. Somos parte de ustedes, y ustedes son parte de nosotros."

Los seres humanos, sorprendidos por esta revelación, decidieron emprender un viaje para descubrir más sobre su conexión con el universo. Viajaron a través de bosques, subieron montañas y exploraron océanos, siempre en busca de sabiduría. En su viaje, encontraron a criaturas mágicas que les enseñaron lecciones importantes sobre el amor, la amistad y el respeto por la naturaleza.

Finalmente, llegaron a un lugar sagrado donde las estrellas brillaban con intensidad. Allí, comprendieron que, a pesar de sus diferencias, todos estaban unidos por el mismo origen cósmico. Se prometieron cuidar y proteger el planeta que los había visto nacer, sabiendo que eran guardianes del legado del polvo de estrellas.

Y así, los seres humanos recordaron que, en su corazón, llevaban la chispa del universo, y que estaban destinados a brillar con luz propia, al igual que aquellas estrellas que los habían creado.

FIN.

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