El viaje dorado de Rocky
Había una vez un perro llamado Rocky, un hermoso labrador dorado que vivía feliz con su familia en un pequeño pueblo.
Un día, mientras jugaba en el jardín, Rocky vio a sus dueños subir a un extraño vehículo y alejarse sin él. Rocky estaba muy triste y no entendía por qué lo habían dejado atrás. Decidió ir en busca de ellos, pero no sabía cómo encontrarlos.
Fue entonces cuando encontró una vieja caja misteriosa en el sótano de la casa. Al abrir la caja, Rocky descubrió un collar brillante con poderes especiales. El collar tenía la capacidad de transportarlo en el tiempo.
Sin pensarlo dos veces, se colocó el collar y se encontró viajando al pasado. El primer salto temporal llevó a Rocky a una época donde los dinosaurios dominaban la Tierra. Mientras corría para evitar ser pisoteado por uno de ellos, se dio cuenta de que había llegado demasiado lejos en el tiempo.
Rápidamente usó su collar para regresar al presente. Decidido a encontrar a sus dueños, Rocky saltó nuevamente en el tiempo y esta vez llegó a una antigua civilización egipcia.
Se quedó maravillado ante las pirámides y las esfinges gigantes que adornaban el paisaje. Pero pronto se dio cuenta de que estaba perdido entre tantos monumentos antiguos.
Desesperado por encontrar pistas sobre sus dueños, Rocky saltó nuevamente en el tiempo y esta vez apareció en medio de un deslumbrante imperio medieval. Caballeros montados a caballo pasaban rápidamente junto a él mientras luchaban en batallas épicas. Rocky se escondió bajo un viejo puente y decidió que era hora de regresar a casa.
Aunque había enfrentado muchas dificultades en su viaje, Rocky no estaba dispuesto a rendirse. Sabía que sus dueños lo extrañaban tanto como él los extrañaba a ellos. Decidió hacer una última parada antes de regresar al presente.
Esta vez, Rocky saltó al futuro y se encontró en una ciudad llena de tecnología avanzada y robots amigables. Preguntó a todos si habían visto a sus dueños, pero nadie parecía saber quiénes eran. Desanimado, Rocky decidió volver a casa con el corazón roto.
Pero cuando llegó, se dio cuenta de que sus dueños también estaban tristes sin él. Habían estado buscándolo por todas partes y nunca quisieron dejarlo atrás.
Rocky corrió hacia ellos lleno de alegría y los abrazó con todas sus fuerzas. Desde ese día, nunca volvieron a separarse y vivieron felices para siempre. La historia de Rocky enseña la importancia del amor incondicional entre las mascotas y sus dueños.
También nos muestra que aunque los caminos pueden ser difíciles, el amor siempre encuentra una manera de reunirnos nuevamente.
FIN.