El viaje emocional de Benjamín y Furia
Benjamín era un niño de jardín muy curioso y juguetón. Siempre estaba buscando nuevas aventuras y formas de divertirse. Un día, mientras jugaba en el parque, se encontró con un juguete especial: Furia, la emoción de la ira.
Todos los demás niños parecían temer a Furia, pero eso no detuvo a Benjamín. - ¡Hola, Furia! ¿Quién eres tú? - preguntó Benjamín con una sonrisa. - Soy Furia, la emoción de la ira.
La mayoría de los niños prefieren jugar con Alegría o Diversión, pero yo también tengo mi lado bueno, ¿sabías? - respondió Furia con una mirada sorprendida. Benjamín decidió darle una oportunidad a Furia y juntos emprendieron muchas aventuras.
A veces, Furia se ponía roja y comenzaba a temblar, pero Benjamín le recordaba todas las cosas buenas que podían hacer juntos. Juntos descubrieron que Furia podía ser útil cuando algo injusto sucedía, enseñándoles a resolver problemas.
Un día, en el jardín, Benjamín vio a su amigo Tomás siendo molestado por otros niños. Sin dudarlo, Benjamín permitió que Furia tomara el control y, con determinación, defendió a su amigo.
Después de ese día, los otros niños aprendieron a respetar a su amigo Tomás, y Benjamín comprendió que todos tienen emociones importantes. Benjamín y Furia se convirtieron en un gran equipo. Juntos, vivieron muchas aventuras emocionantes y demostraron que todas las emociones, incluso la ira, pueden ser útiles si se usan de la manera correcta.
Desde entonces, en el jardín de niños, Benjamín no solo jugaba con Alegría y Diversión, sino que también compartía momentos especiales con Furia, demostrando que todas las emociones tienen un lugar en nuestras vidas.
FIN.