El viaje emocional de una tortuga
En un rincón del mar contaminado, vivía una pequeña tortuga llamada Clota. A pesar de ser muy simpática y divertida, tenía un problema: no sabía controlar sus emociones.
Se enojaba con facilidad con sus amigos de la escuela marina y a veces no respetaba a los maestros que intentaban enseñarle cosas importantes. Un día, mientras nadaba por el arrecife, Clota se encontró con una tortuga anciana y sabia llamada Tita.
Tita era conocida en todo el océano por su paciencia y tranquilidad, así que Clota decidió pedirle ayuda. "Hola, Tita. Soy Clota y tengo un problema. No sé cómo controlar mis emociones y eso me hace lastimar a mis amigos y desobedecer a mis maestros.
¿Puedes ayudarme?" - le dijo Clota tímidamente a la anciana tortuga. Tita sonrió con ternura y le dijo: "Claro que puedo ayudarte, querida Clota.
Lo primero que debes aprender es a respirar profundo cuando sientas que te estás poniendo nerviosa o enojada. La respiración te ayudará a calmarte y pensar antes de actuar". Clota siguió el consejo de Tita y poco a poco fue aprendiendo a controlar sus emociones.
Cuando sentía que el enojo la invadía, cerraba los ojos, respiraba hondo como le había enseñado Tita y lograba calmarse antes de decir o hacer algo de lo que luego se arrepentiría. Con el tiempo, Clota notó cómo su relación con sus amigos mejoraba.
Ya no discutían tanto ni se peleaban como antes. Además, empezó a prestar más atención en clase y respetar las indicaciones de los maestros.
Un día, durante una clase sobre la importancia de cuidar el medio ambiente marino, uno de los compañeros de Clota tiró basura al mar sin importarle las consecuencias. En lugar de reaccionar impulsivamente como solía hacer antes, Clota recordó lo aprendido con Tita sobre controlar las emociones.
"¡Oye amigo! Eso está mal ¿No ves todo el daño que causamos al tirar basura al mar? Debemos cuidarlo entre todos para poder seguir disfrutando de su belleza" - dijo Clota con calma pero firmeza.
Sus palabras resonaron en todos los compañeros presentes e incluso el amigo que había tirado la basura se sintió avergonzado por su acción. A partir de ese día, todos juntos limpiaron el mar y prometieron cuidarlo siempre.
Clota se convirtió en un ejemplo para todos en la escuela marina gracias al autocontrol que aprendió junto a Tita. Y desde entonces, cada vez que sentía alguna emoción intensa recordaba respirar profundo para pensar antes de actuar.
Así fue como la pequeña tortuga Clota descubrió la importancia del autocontrol emocional gracias a la sabiduría compartida por Tita; demostrando así que con paciencia y práctica cualquier obstáculo puede superarse para vivir en armonía con uno mismo y con los demás.
FIN.