El viaje en el camión de las emociones



Había una vez un camión muy especial llamado 'El Camión de las Emociones', que recorría el mundo llevando a los niños en un viaje inolvidable. En este camión, las emociones cobraban vida.

La ansiedad, representada por una mariposa inquieta; la felicidad, una burbuja de risas; el enojo, una nube de tormenta; la tristeza, una lágrima; y la vergüenza, un globo rojo que se inflaba y desinflaba.

En un caluroso día de verano, un grupo de niños subió al camión para emprender un viaje único y maravilloso. - ¡Bienvenidos a bordo, niños y niñas! – exclamó el conductor, un simpático payaso. - ¿Adónde nos llevará este camión tan especial? – preguntó curiosa Lucía.

- Nos dirigimos a un lugar mágico donde aprenderán a comprender y manejar sus emociones – respondió el payaso con una amplia sonrisa. El viaje comenzó y, de repente, el camión se sumergió en un túnel misterioso.

De pronto, una ráfaga de viento agitó el camión, y las emociones comenzaron a descontrolarse. La ansiedad revoloteaba nerviosa, la felicidad burbujeaba sin parar, el enojo lanzaba rayos y truenos, la tristeza derramaba lágrimas, y la vergüenza se escondía detrás del asiento.

- ¡Tranquilas, tranquilos! – gritó el payaso tratando de calmar la situación. Entonces, una voz sabia resonó en el camión. Era el viejo árbol de emociones, que les explicó a los niños que todas las emociones eran importantes y que debían aprender a equilibrarlas.

Con sus consejos, los niños comenzaron a dialogar con cada emoción, entendiendo sus causas y aprendiendo a manejarlas. Al salir del túnel, las emociones ya estaban tranquilas y en armonía.

Finalmente, el camión llegó a su destino, un hermoso jardín donde los niños encontraron juegos y actividades para expresar y equilibrar sus emociones. Al despedirse, los niños agradecieron al camión por enseñarles a comprender y manejar sus emociones.

Desde ese día, llevaron consigo un invaluable aprendizaje que les permitiría afrontar cualquier desafío con valentía y sabiduría.

FIN.

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