El Viaje en el Tren de la Libertad
Era un día radiante en el colegio Maximiliano Arboleya. Los niños y niñas de Infantil estaban muy emocionados porque habían planeado una salida al parque de Barredlos, donde se encontraba el famoso "Tren de la Libertad".
Con sus mochilas llenas de meriendas y sonrisas en sus rostros, el grupo se subió al colectivo que los llevaría a la aventura.
"¡Qué ganas de jugar!"- exclamó Sofía, moviendo su cabello rizado al viento.
"Yo quiero subirme al tren, ¡dicen que es enorme!"- respondió Juan, con sus ojos brillando de emoción.
"Y no se olviden de que en el parque hay un montón de juegos!"- agregó Lucas, mientras miraba por la ventana.
Una vez llegaron al parque, los niños quedaron impresionados. Todo era más grande y colorido de lo que habían imaginado. El tren, que era el centro de la atracción, tenía carrozas de distintos colores y era un lugar perfecto para que jugaran.
"Miren, hay un carrito que parece de caramelos. ¡Vamos!"- gritó Sofía, corriendo hacia el tren.
"Espera, Sofía! Vamos a hacer un juego primero. ¿Qué tal si cada uno elige su carroza favorita e inventa una historia sobre ella?"- propuso Juan.
"¡Me encanta!"- dijo Lucas.
Y así, los niños se dividieron en pequeños grupos y comenzaron a explorar el tren, eligiendo distintas carrozas. Sofía eligió la carroza de los dulces, Juan la de los piratas y Lucas la de los animales mágicos.
Después de una hora de risas e historias…
"¡Oh no!"- gritó Lucas.
"¿Qué pasa?"- preguntó Juan, preocupado.
"Creo que alguien olvidó su mochila en el tren. ¿Cómo vamos a jugar si no tenemos nuestras cosas?"- lamentó Sofía.
Los niños empezaron a buscar la mochila. Miraron en cada rincón de la carroza de los dulces, pero no estaba por ninguna parte. Justo en ese momento, escucharon un pequeño llanto.
"Es una niña que no encontró su gorra, debe sentirse triste. ¡Vamos a ayudarla!"- dijo Juan.
"Sí, deberíamos hacer algo"- sugirió Sofía.
"Quizás podamos hacerle un dibujo bonito que le alegre el día!"- añadió Lucas.
Los niños se organizaron para hacer un dibujo colectivo. Cada uno aportó con distintos colores y formas, creando un hermoso paisaje del parque y el tren. Cuando terminaron, se lo entregaron a la niña.
"¡Gracias! No sé qué haría sin ustedes!"- dijo la niña entre lágrimas de alegría.
Contentos con la sonrisa de la niña, los chicos se sintieron muy felices, pero todavía debían encontrar la mochila perdida.
"Vamos a preguntar a los encargados del tren, tal vez ellos la hayan visto"- sugirió Juan.
Cuando se acercaron, la encargada del tren, una mujer amable con un sombrero rosa, los miró y dijo:
"Claro, chicos. He visto una mochila azul cerca de la carroza de los piratas. Síganme por aquí"-
Los niños la siguieron y, efectivamente, encontraron la mochila de Lucas.
"¡Ahí está!"- exclamó Lucas llenándose de alegría.
"Gracias, señora. ¡Eres la mejor!"- agregó Sofía.
Tras recuperar la mochila, volvió la calma y la diversión al parque. Jugaron en los columpios, se deslizaron por el tobogán y exploraron el tren, riendo juntos. Al final de la visita, se sentaron a merendar bajo un árbol.
"Hoy fue un día increíble"- dijo Juan, mientras mordía un sándwich.
"Sí, y aprendimos que juntos podemos ayudar a otros y solucionarlo todo"- agregó Sofía.
Los niños sonrieron, orgullosos de haber vivido un día lleno de aventura y amistad. El viaje en el "Tren de la Libertad" no solo les había traído diversión, sino que también les recordaba lo importante que es la solidaridad y la colaboración entre amigos. Y así, regresaron al colegio, con el corazón lleno de sueños y aprendizajes.
FIN.