El viaje espacial



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, dos hermanitas llamadas Catalina y Elena. Eran inseparables y siempre estaban llenas de alegría y curiosidad.

Un día, mientras exploraban el desván de su casa, encontraron una vieja carta dirigida a su mamá que hablaba sobre un hermano perdido en la galaxia. Catalina y Elena se miraron emocionadas y decidieron emprender una aventura para encontrar a su hermano perdido.

Con la ayuda de su abuelo, construyeron una nave espacial con materiales reciclados: latas vacías, cajas de cartón y mucha imaginación. Una noche estrellada, las valientes hermanitas se subieron a su nave espacial improvisada y despegaron hacia lo desconocido.

El espacio era enorme y estaba lleno de estrellas brillantes que parecían guiarlas en su búsqueda. Después de recorrer muchos planetas divertidos como el Planeta Helado con pingüinos cantantes o el Planeta Esponjoso donde todo rebotaba, finalmente llegaron al Planeta Perdido.

Era un lugar oscuro y misterioso donde los árboles tenían forma de monstruos gigantes. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del bosque. Intrigadas, Catalina y Elena caminaron cautelosamente hacia el sonido hasta que encontraron a un extraterrestre amigable llamado Pipo.

"-Hola niñas", dijo Pipo con una voz amigable. "- ¡Hola! Somos Catalina y Elena", respondieron las hermanitas emocionadas. "- ¿Qué hacen aquí? Este planeta es peligroso", advirtió Pipo.

Las hermanitas le contaron a Pipo sobre su misión de encontrar a su hermano perdido y él se ofreció a ayudarlas. Juntos, exploraron el Planeta Perdido en busca de pistas que los llevaran al paradero del hermano desaparecido. Después de mucho buscar, encontraron un antiguo mapa estelar que indicaba la ubicación exacta de su hermano.

Estaba en el Planeta Colorido, un lugar lleno de alegría y diversión. Con el corazón lleno de esperanza, Catalina, Elena y Pipo se subieron nuevamente a la nave espacial y volaron hacia el Planeta Colorido.

Allí encontraron a su hermano jugando con otros niños extraterrestres. "-¡Hermanito!", exclamó Catalina emocionada. "- ¡Te hemos encontrado!", agregó Elena con una sonrisa enorme. El reencuentro fue muy emotivo y todos se abrazaron fuertemente.

El hermanito les contó que se había perdido mientras jugaba cerca del río cósmico y no sabía cómo regresar a casa. Pero gracias a la valentía y determinación de sus hermanitas, ahora estaban juntos nuevamente.

Catalina, Elena, su hermanito y Pipo regresaron felices al pequeño pueblo argentino donde fueron recibidos con gran alegría por toda la comunidad. Desde entonces, las aventuras espaciales quedaron en el recuerdo pero la unión entre los cuatro era más fuerte que nunca.

Y así termina esta historia llena de amor fraternal y valentía. Nos enseña que cuando creemos en nosotros mismos y trabajamos juntos, podemos superar cualquier obstáculo y encontrar la felicidad.

FIN.

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