El Viaje Estelar



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Lunavilla, una niña llamada Shelsy. Desde que era muy pequeña, a Shelsy le encantaba observar la luna y las estrellas en el cielo todas las noches.

Su habitación estaba decorada con dibujos de lunas y planetas, y su mayor deseo era poder viajar más allá de la luna para descubrir los secretos del universo. Shelsy tenía un amigo muy especial, un perro travieso y juguetón llamado Whisker.

Juntos pasaban largas tardes explorando el bosque cercano a su casa y mirando al cielo nocturno lleno de estrellas brillantes. Whisker siempre acompañaba a Shelsy en sus aventuras, siendo su fiel compañero en cada paso que daba.

Un día, mientras paseaban por el bosque, Shelsy y Whisker encontraron una extraña piedra brillante que parecía tener poderes mágicos.

Al tocarla, ambos sintieron una energía cálida recorrer sus cuerpos y escucharon una voz suave que les decía: "Si desean viajar más allá de la luna, sigan el camino de las estrellas fugaces". Intrigados por esta revelación, Shelsy y Whisker decidieron emprender un viaje hacia lo desconocido siguiendo el rastro de las estrellas fugaces que caían del cielo aquella noche.

Caminaron durante horas hasta llegar a un claro del bosque donde se encontraba un antiguo telescopio abandonado. "¡Mira Shelsy! ¡Es un telescopio gigante! ¿Crees que podemos usarlo para ver más allá de la luna?" -exclamó emocionado Whisker.

Shelsy se acercó al telescopio y lo ajustó cuidadosamente hacia la luna. Para su sorpresa, vio algo maravilloso: en lugar de ver solo la superficie lunar como siempre hacía, pudo observar todo un universo lleno de colores brillantes y planetas desconocidos.

"¡Whisker! ¡Estamos viendo más allá de la luna! Es increíble" -gritó emocionada Shelsy. De repente, una luz brillante envolvió a Shelsy y Whisker llevándolos en un viaje mágico a través del cosmos.

Volaban entre nebulosas resplandecientes y galaxias lejanas mientras sentían una paz indescriptible en sus corazones. Al finalizar su increíble travesía cósmica, volvieron al claro del bosque donde todo comenzó.

Aunque ya era hora de regresar a casa, tanto Shelsy como Whisker sabían que aquel viaje había sido tan real como maravilloso. Desde ese día en adelante, cada vez que miraban al cielo nocturno recordaban con cariño aquella aventura única vivida juntos.

Y aunque nunca volvieron físicamente más allá de la luna, sabían que en sus corazones siempre existiría un lugar especial donde podían explorar los límites del universo junto a su inseparable amistad.

FIN.

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