El viaje estelar de Caro


Había una vez en la costa argentina, una niña llamada Caro que tenía un amor especial por la luna y las estrellas.

Cada noche, antes de dormir, salía a su balcón para observar el cielo y maravillarse con su brillo. Una noche, mientras miraba la luna llena brillando sobre el mar, Caro suspiró y dijo: "¡Qué hermosa eres, Luna! Me encantaría poder estar más cerca de ti". De repente, una voz suave resonó a su alrededor.

Era Estela, una estrella fugaz que había escuchado el deseo de Caro. "Hola, Caro. He oído tu deseo de acercarte a la Luna.

Si me acompañas en un viaje mágico esta noche, podrás cumplir tu sueño", dijo Estela con una sonrisa brillante. Caro no podía creer lo que estaba escuchando. Emocionada, asintió con la cabeza y siguió a Estela mientras se elevaban hacia el cielo estrellado.

Durante el viaje, Estela le contó a Caro historias fascinantes sobre las constelaciones y cómo cada estrella tenía su propia historia que contar. Caro estaba tan emocionada que no quería que el viaje terminara nunca. Finalmente llegaron a la Luna. Caro quedó impresionada por su belleza y cercanía.

La Luna parecía brillar aún más fuerte cuando vio a Caro llegar junto a Estela. "¡Ohh! ¡Qué hermosa eres!", exclamó Caro emocionada mientras corría alrededor de la Luna. La Luna sonrió gentilmente y le dijo: "Gracias por tu visita, pequeña exploradora.

Es raro ver a alguien tan joven como tú disfrutar tanto del cielo nocturno". Caro le contó a la Luna sobre su amor por ella y las estrellas, y cómo soñaba con poder acercarse más al firmamento.

La Luna escuchaba atentamente y luego dijo: "Querida Caro, aunque no puedas estar físicamente cerca de mí todas las noches, siempre puedes llevar mi luz en tu corazón.

Recuerda que cada vez que mires al cielo nocturno, yo estaré allí para guiarte". Caro sintió un calor reconfortante en su pecho mientras abrazaba mentalmente las palabras de la Luna. "Gracias por este increíble viaje", dijo Caro con gratitud mientras se preparaba para regresar a casa junto a Estela.

El viaje de regreso fue igual de mágico que el primero.

Al llegar a casa sana y salva gracias al cuidado de Estela, se acostó en su cama con una sonrisa radiante en los labios pensando en todas las aventuras vividas esa noche inolvidable. Desde entonces, cada vez que miraba al cielo nocturna recordaba aquella experiencia única junto sus amigos celestiales.

Y así, entre sueños e ilusiones, seguia teniendo presente aquel mensaje especial : "Recuerda que cada vez que mires al cielo nocturne yo estaré alli para guiarte".

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