El Viaje Estelar de Giovi
Había una vez un niño llamado Giovi, que desde muy pequeño mostró un gran interés por los planetas y la luna.
Siempre estaba buscando información sobre el espacio y le encantaba compartir todo lo que aprendía con su mamá y su hermano Juan. Un día, mientras estaban en el jardín observando las estrellas, Giovi les contó a su mamá y a Juan sobre la importancia del sol en nuestro sistema solar.
Les explicó cómo nos daba luz y calor, permitiendo que la vida exista en la Tierra. Todos quedaron maravillados por ese conocimiento. A partir de ese momento, Giovi decidió crear un proyecto especial para enseñarles aún más sobre el espacio.
Se propuso construir maquetas de los planetas para poder visualizar mejor cómo se veían y cómo giraban alrededor del sol. Con mucha dedicación, Giovi comenzó a investigar cada planeta: sus características, tamaño y distancia al sol.
Luego pasaba horas recortando papel de colores y pegándolos cuidadosamente para hacer las esferas representativas de cada uno. Cuando terminó todas las maquetas, invitó a su mamá y a Juan a una noche especial en su habitación.
Allí había preparado un lugar especial donde colgó todas las maquetas del techo con hilos transparentes. - ¡Bienvenidos! - exclamó Giovi emocionado-. Hoy vamos a hacer un viaje espacial sin movernos de aquí.
La habitación se llenó de asombro cuando las luces se apagaron y unas pequeñas luces brillantes comenzaron a iluminar cada una de las maquetas suspendidas en el aire. Parecía que estuvieran flotando en el espacio. Giovi comenzó a contarles a su mamá y a Juan sobre cada uno de los planetas.
Les habló de Mercurio, el más cercano al sol, Venus con su atmósfera densa, Marte conocido como "el planeta rojo", Júpiter con sus enormes tormentas y Saturno con sus anillos llamativos. Todos quedaron fascinados por el viaje espacial que Giovi les había regalado.
Pero aún faltaba algo más emocionante: la luna. - ¡Miren! - exclamó Giovi señalando hacia la ventana-. La luna está brillando esta noche. Salieron al jardín y se acostaron en el césped para observarla mejor.
Giovi les contó cómo la luna nos acompaña todas las noches y cómo influye en las mareas del océano. De repente, un destello cruzó el cielo. Era una estrella fugaz.
Giovi cerró los ojos e hizo un deseo mientras su mamá y Juan lo imitaban. Esa noche, todos se fueron a dormir con una sonrisa en el rostro y corazones llenos de aprendizaje y emoción por descubrir más sobre el universo.
A partir de ese día, Giovi siguió compartiendo sus conocimientos sobre astronomía con su familia. Juntos exploraron constelaciones, galaxias lejanas e incluso construyeron un telescopio casero para poder ver aún más detalles del espacio infinito.
Giovi demostró que nunca es demasiado temprano para aprender sobre aquellas cosas que nos apasionan. Y gracias a su entusiasmo y dedicación, su mamá y Juan también descubrieron la maravilla del universo.
FIN.