El viaje estelar de Juanito


Había una vez un niño llamado Juanito que soñaba con ser un astronauta. Desde muy pequeño, miraba al cielo y se maravillaba con las estrellas y los planetas.

Su habitación estaba llena de posters de la NASA y libros sobre el espacio. Un día, mientras jugaba en el parque, Juanito vio a un grupo de niños mayores construyendo un cohete de cartón.

Se acercó corriendo y les preguntó emocionado:- ¡Hola! ¿Puedo ayudarlos a construir el cohete? Los niños mayores lo miraron sorprendidos pero aceptaron su ayuda. Juntos, trabajaron durante horas pegando cajas de cartón y pintándolas de colores brillantes. Al final del día, el cohete quedó espectacular.

- ¡Increíble trabajo, chicos! - exclamó Juanito emocionado - ¿Podemos hacer otro viaje espacial mañana? Los niños mayores sonrieron y asintieron. A partir de ese momento, todos los días después del colegio, Juanito dedicaba su tiempo libre a leer libros sobre cohetes y exploración espacial.

Aprendió sobre la gravedad, los planetas e incluso cómo funciona un traje espacial. Un día, mientras iba camino a casa desde la escuela, encontró una vieja radio tirada en la vereda.

La recogió con cuidado y decidió llevársela a su casa para arreglarla. Después de mucho esfuerzo e investigación en internet, logró hacerla funcionar nuevamente. Juanito empezó a escuchar programas sobre astronomía y noticias relacionadas con la exploración espacial.

Le encantaba aprender más cada día sobre los descubrimientos y las misiones de los astronautas. Un sábado por la tarde, mientras Juanito escuchaba un programa sobre el primer viaje a la Luna, se le ocurrió una idea brillante. Decidió organizar un "viaje espacial" en su propio patio trasero.

- ¡Mamá, papá! - gritó emocionado - ¿Podemos hacer una nave espacial con cajas de cartón y jugar a ser astronautas? Sus padres sonrieron al verlo tan entusiasmado y aceptaron ayudarlo.

Juntos buscaron todas las cajas que encontraron en casa y las convirtieron en una increíble nave espacial. Colocaron luces parpadeantes, botones imaginarios y hasta pegaron estrellas brillantes en el techo de la nave. El día del gran viaje había llegado.

Juanito se puso su traje espacial hecho con papel plateado y cascos viejos de bicicleta. Sus padres lo miraban orgullosos desde afuera de la nave. - ¡Preparados para el despegue! - exclamó Juanito mientras apretaba botones imaginarios en el panel de control.

La nave comenzó a moverse lentamente mientras todos hacían ruidos imitando el sonido del despegue. Juanito cerró los ojos e imaginó estar flotando en el espacio exterior rodeado de estrellas.

De repente, algo inesperado sucedió: la "nave espacial" dio un giro brusco y salió disparada hacia arriba. Los padres de Juanito quedaron sorprendidos pero también emocionados por ese giro inesperado en su aventura espacial improvisada. Juanito abrió los ojos y se encontró flotando en el aire.

¡Había dejado de ser un sueño! Estaba realmente en el espacio, rodeado de estrellas y planetas. - ¡Mamá, papá! - gritó asombrado - ¡Estamos en el espacio! Todos comenzaron a reír y disfrutar del increíble viaje espacial que habían emprendido sin quererlo.

Juntos exploraron la Vía Láctea, visitaron Marte y se emocionaron al ver la Tierra desde lejos. Después de horas de exploración espacial, la nave aterrizó nuevamente en el patio trasero de Juanito. Todos salieron riendo y felices por esa aventura inolvidable.

A partir de ese día, Juanito siguió soñando con ser un astronauta pero también aprendió que no necesitaba ir al espacio para sentirse como uno. La imaginación podía llevarlo tan lejos como quisiera.

Y así fue como Juanito descubrió su pasión por la astronomía y nunca dejó morir su sueño de convertirse algún día en un verdadero astronauta.

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