El viaje estelar de Juanito



Había una vez un niño llamado Juanito que soñaba con viajar al espacio y ver las estrellas.

Desde muy pequeño, cuando salía por las noches a mirar el cielo, se quedaba maravillado por la inmensidad del universo y deseaba con todo su corazón poder explorarlo. Un día, mientras estaba en el parque observando las nubes pasar, se le acercó un anciano sabio llamado Don Manuel.

Este hombre tenía una larga barba blanca y unos ojos brillantes llenos de historias por contar.

Juanito se acercó curioso y le preguntó:- ¿Usted cree que algún día podré cumplir mi sueño de viajar al espacio y ver las estrellas? Don Manuel sonrió con ternura y le dijo: "Claro que sí, querido Juanito. Todo es posible si pones tu mente y corazón en ello". Juanito se emocionó al escuchar esas palabras y decidió emprender su aventura espacial. Comenzó a investigar sobre cohetes, astronautas y planetas.

Todos los días iba a la biblioteca para leer libros sobre astronomía y física espacial. Un día, mientras caminaba por la calle con la mirada perdida en las estrellas, vio un afiche que anunciaba un concurso de dibujo organizado por la NASA.

El premio era nada más ni nada menos que un viaje al espacio para el ganador. Juanito no lo pensó dos veces y corrió a su casa a buscar sus lápices de colores.

Pasó días enteros dibujando su visión del universo: planetas coloridos, naves espaciales veloces y estrellas brillantes. Finalmente llegó el día del concurso y Juanito presentó su dibujo ante los jueces. Estaba nervioso pero confiaba en que su pasión se reflejaba en cada trazo de su obra.

Después de unas largas horas de deliberación, anunciaron al ganador: ¡Juanito! El público aplaudió emocionado mientras él saltaba de alegría sin poder creerlo. El gran día llegó y Juanito subió a bordo de la nave espacial junto a los astronautas.

Mientras despegaban hacia lo desconocido, recordó las palabras de Don Manuel: "Todo es posible si pones tu mente y corazón en ello".

Al llegar al espacio, abrió los ojos como platos al ver la inmensidad negra salpicada de estrellas brillantes. Se sintió pequeño pero infinitamente feliz por estar cumpliendo su sueño. - ¡Mira allá! -exclamó uno de los astronautas señalando hacia una constelación desconocida para Juanito-. Esa es tu propia estrella.

Ahora siempre te acompañará donde quiera que vayas. Juanito sonrió radiante porque sabía que ese momento quedaría grabado en su memoria para siempre. De regreso a la Tierra, contó emocionado todas sus experiencias a Don Manuel quien asintió orgulloso:- Te lo dije, querido Juanito.

Cuando uno persigue sus sueños con determinación, el universo entero conspira para hacerlos realidad.

Y así termina esta historia donde un niño valiente logró alcanzar las estrellas gracias a su perseverancia e ilusión por descubrir nuevos horizontes en el vasto cosmos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!