El Viaje Estelar de Mateo



Había una vez un niño llamado Mateo, a quien le apasionaba la astronomía y soñaba con viajar al espacio para descubrir los secretos de la Luna.

Un día, mientras observaba las estrellas desde su telescopio en el jardín de su casa, vio algo increíble: ¡un cohete espacial aterrizando en su patio trasero! - ¡Wow! ¡Qué emoción! -exclamó Mateo, sin poder creer lo que veían sus ojos.

La puerta del cohete se abrió lentamente y de él salió un astronauta con un traje brillante y una sonrisa amigable. - Hola, Mateo. Soy el capitán Estrella y vengo desde la Luna para invitarte a conocer nuestro hermoso satélite -dijo el astronauta con voz grave pero cálida.

Mateo no podía contener su emoción y asintió emocionado. Sin dudarlo ni un segundo, subió al cohete junto al capitán Estrella y despegaron rumbo a la Luna.

Durante el viaje espacial, el capitán Estrella le enseñó a Mateo muchas cosas interesantes sobre el espacio y la Luna. Le explicó cómo se formaron los cráteres lunares, por qué no hay atmósfera en la Luna y cómo cambian las fases lunares.

Finalmente, llegaron a la superficie lunar y Mateo quedó maravillado por lo que veía: paisajes rocosos, cráteres gigantes y una vista impresionante de la Tierra en el cielo. El capitán Estrella le mostró también cómo era caminar en gravedad lunar, saltando como si fueran astronautas de verdad.

- ¿Sabías que un día en la Luna dura casi un mes en la Tierra? -le dijo el capitán Estrella mientras miraban juntos hacia el horizonte lunar. - ¡Increíble! Quiero aprender más sobre este lugar tan fascinante -respondió Mateo emocionado.

Pasaron horas explorando la Luna, reagarrando piedras lunares como recuerdo y tomando fotografías para mostrar a sus amigos cuando regresara a casa. Pero justo cuando estaban por volver al cohete, algo inesperado ocurrió: una tormenta de polvo lunar se acercaba rápidamente hacia ellos.

- ¡Tenemos que irnos antes de que nos atrape la tormenta! -gritó el capitán Estrella mientras corrían hacia el cohete. Lograron subir a tiempo y despegar justo antes de que la tormenta los alcanzara.

De regreso a casa, Mateo estaba lleno de emociones encontradas: triste por dejar atrás la Luna pero feliz por haber vivido una aventura inolvidable. Al llegar a su patio trasero, despidió al capitán Estrella con gratitud y promesas de seguir explorando juntos algún día.

Mientras observaba cómo el cohete desaparecía en el cielo estrellado, supo que siempre llevaría consigo ese viaje mágico a la Luna en su corazón.

Desde entonces, Mateo siguió estudiando astronomía con aún más pasión e inspiración, sabiendo que los sueños pueden hacerse realidad cuando uno está dispuesto a aventurarse más allá de lo conocido... incluso hasta llegar a la luna.

FIN.

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