El Viaje Interminable de Lía y Tomás



Era un día hermoso cuando Lía y Tomás, una pareja bien unida, decidieron embarcarse en un viaje en avión a un destino misterioso. Con corazones llenos de emoción, se acomodaron en sus asientos, listos para la aventura.

"¿Estás listo para descubrir lo que nos espera?" - preguntó Lía, con su sonrisa radiante.

"Siempre estoy listo a tu lado, mi amor" - respondió Tomás, apretando su mano.

Pero durante el vuelo, algo extraño sucedió. El avión empezó a temblar y, de repente, un destello brillante iluminó la cabina. Cuando Lía y Tomás abrieron los ojos, se encontraron en un lugar completamente diferente. Era un mundo lleno de colores brillantes y criaturas fantásticas.

"¿Dónde estamos?" - preguntó Lía, mirando a su alrededor con asombro.

"No tengo idea, pero ¡mira eso!" - exclamó Tomás, señalando a un enorme árbol que parecía tocar el cielo.

Mientras exploraban este nuevo mundo, se dieron cuenta de que no estaban solos. Una criatura pequeña y peluda se acercó a ellos.

"¡Hola! Soy Pixy, el guardián de este mundo. Ustedes han cruzado un portal temporal. Aquí, el tiempo funciona de manera diferente" - dijo la criatura, moviendo sus orejas con alegría.

"¿Portal temporal?" - repetió Lía, intrigada. "¿Qué significa eso?"

"Significa que pueden vivir aventuras increíbles, pero deben regresar a su tiempo antes de que pase una hora. Si no, se quedarán aquí para siempre" - explicó Pixy, con un guiño.

Lía y Tomás, emocionados, comenzaron a explorar. Descubrieron un jardín lleno de frutas de colores sorprendentes, donde cada bocado les otorgaba habilidades asombrosas por un tiempo limitado.

"¡Mira, puedo volar!" - gritó Tomás después de comer una fruta azul brillante.

"Y yo puedo hablar con los animales!" - exclamó Lía, mientras se acercaba a un grupo de aves alegres.

Mientras jugaban, se dieron cuenta de que estaba pasando el tiempo.

"¡Debemos recordar regresar al avión!" - dijo Lía, mirando su reloj mágico, que cada vez avanzaba más rápido.

"Sí, pero antes quiero ayudar a Pixy a salvar su hogar. Un oscuro hechizo lo amenaza" - contestó Tomás, decidido.

"¿Podemos hacerlo juntos?" - preguntó Lía, sintiendo la emoción.

"Claro, juntos somos más fuertes!" - dijo Tomás, asintiendo.

Así que los tres se embarcaron en la misión de romper el hechizo. Se enfrentaron a un dragón de sombras que custodiaba un cristal mágico.

"No podemos pelear, necesitamos ser inteligentes" - sugirió Lía.

"Hmm... tenemos el poder de la amistad y la magia de este mundo. Eso es más fuerte que cualquier dragón" - reflexionó Tomás.

Entonces, comenzaron a hacer sonar una melodía alegre, llena de risas y buenos momentos. El dragón, al escuchar su canción, se sintió conmovido.

"¿Qué hacéis, traviesos? No me gusta esto, soy sólo un dragón buscando compañía" - dijo con tristeza el dragón.

"¡Únete a nosotros! Juntos podemos hacer de este mundo un lugar mejor." - respondió Lía, sonriendo.

Y así fue como el dragón se unió a ellos, y juntos rompieron el hechizo oscuro. Cuando todo volvió a la normalidad, Pixy les agradeció con lágrimas en los ojos.

"Ahora están listos para regresar a casa, pero nunca olviden la magia de la amistad" - dijo Pixy, dándoles un abrazo.

Al mirar su reloj, Lía y Tomás se dieron cuenta de que el tiempo se les había agotado. Se despidieron de su nuevo amigo y cruzaron el portal una vez más, volviendo a su avión justo a tiempo.

Mientras el avión aterrizaba, Lía y Tomás se miraron, sintiendo que el viaje había cambiado sus corazones para siempre.

"Nunca dejaré de creer en la magia" - dijo Lía, llena de alegría.

"Y siempre estaré a tu lado en cada aventura" - contestó Tomás, optimista.

Y así, prometieron nunca olvidar la importancia de la amistad y el valor de ayudarse mutuamente. Porque en cada viaje, ya sea real o imaginario, siempre hay un momento para volar y un motivo para reír juntos.

FIN.

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