El Viaje Mágico de Alma y sus Hermanas
Érase una vez, en un mundo de magia y fantasía, una niña llamada Alma que era en realidad una hada. Alma tenía un maravilloso unicornio de pelo arcoíris llamado Arcoíris. Juntas, recorrían praderas floridas y bosques encantados. Alma también tenía dos hermanas: Gema y Ariadna, cada una con su propia mascota especial. Gema tenía un gato volador llamado Copito, y Ariadna contaba con un conejo que hablaba llamado Rabbie.
Un día, decidieron que era hora de aventurarse hasta el gran castillo que se alzaba en la colina más alta del reino.
"¡Chicas, vamos al castillo!" - exclamó Alma emocionada.
"¡Sí! Quiero conocer a la reina!" - respondió Gema mientras acariciaba a Copito, que revoloteaba cerca de su cabeza.
"Yo espero que tenga zanahorias" - agregó Ariadna, sonriendo mientras Rabbie asentía.
Las tres hermanas, junto a sus increíbles mascotas, emprendieron el viaje. Al atravesar el Bosque Susurrante, escucharon un extraño ruido.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Alma, deteniéndose en seco.
"Tal vez sea un dragón" - dijo Gema, un poco asustada.
"Ojalá no sea un dragón, ¡me da miedo!" - dijo Ariadna, estrechando a Rabbie contra ella.
De repente, de entre los árboles apareció un pequeño dragón que parecía más asustado que ellas.
"¡Hola!" - dijo el dragón, titubeando. "No quiero asustarlas, solo busco a mi mamá, me he perdido."
Alma, con su gran corazón, se acercó.
"No te preocupes, pequeño amigo. Te ayudaremos a encontrarla" - dijo con una sonrisa.
"¿Cómo te llamas?" - preguntó Gema.
"Me llamo Lumen" - respondió el dragón con voz temblorosa.
Las hermanas miraron a sus mascotas y decidieron que Lumen podía acompañarlas en su aventura. Juntos continuaron hacia el castillo, guiados por el fuego interior que Lumen había encendido en sus corazones. Por el camino, aprendieron a ayudarse mutuamente.
"Mirá, Lumen, si vuelas un poco más alto, puedes ver mejor. Cuéntanos si ves a tu mamá" - sugirió Ariadna.
"Tienen razón, ¡voy a intentarlo!" - exclamó Lumen, tomando un poco de confianza.
Finalmente, después de varias peripecias, llegaron al castillo. Pero al intentar entrar, fueron detenidos por un guardia gigante.
"¿Quiénes son ustedes para ingresar?" - preguntó el guardia con una voz profunda.
"¡Venimos a buscar a la mamá del dragón!" - dijo Alma, llena de valentía.
"Pero necesitamos saber si realmente son dignos de entrar..." - añadió el guardia.
Las hermanas sabían que tenían que demostrar su valentía y amistad. Así que decidieron ayudar al guardia.
"Si nos dejas pasar, podemos hacer algo increíble para el castillo" - dijo Gema, entusiasmada.
"Sí, ¡podemos organizar una gran fiesta con magia, arcoíris y toda la diversión que podamos!" - agregó Ariadna.
El guardia pensó un momento y, al ver la determinación en sus ojos, sonrió.
"Está bien, pero solo si realmente lo logran" - aceptó.
Así, las tres hermanas, Lumen, Arcoíris, Copito y Rabbie comenzaron a organizar una fiesta llena de colores y diversión.
Pasaron horas preparando bolas de colores, flores danzantes y, por supuesto, un gran banquete. Cuando finalmente lograron invitar a todos los seres mágicos del reino, fue un espectáculo espléndido.
"¡La fiesta ha comenzado!" - gritó Alma.
"Y miren ahí, ¡su mamá!" - señaló Gema. Todo el mundo se volvió y, entre los invitados, apareció un dragón ya conocido, la mamá de Lumen.
Lumen corrió hacia ella con alegría.
"¡Mamá!" - gritó emocionado.
Las hermanas miraron con satisfacción mientras reunían a Lumen con su madre. Todo justo en ese momento, la reina del castillo apareció.
"Gracias por esta increíble fiesta. Enseñan el valor de la amistad y ayudar a los demás" - dijo con una gran sonrisa.
"Siempre que haya amor y bondad, habrá magia" - dijo Alma, mientras sus hermanas asentían.
Y así, las hermanas aprendieron que la cooperación, la valentía y la amistad son más valiosas que cualquier tesoro en el mundo mágico. Desde ese día, no solo fueron conocidas en su reino como las chicas valientes, sino como las mejores amigas que siempre ayudaban a los que lo necesitaban.
FIN.