El Viaje Mágico de Amable y sus Amigos
Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de colores y risas, una niña llamada Amable Comprometida Feliz Agradecida Amada. Esta niña tenía un nombre muy especial, porque representaba todo lo que ella era. Amable siempre sonreía y ayudaba a los demás, se comprometía a dejar su huella en el mundo, y era feliz de compartir su alegría.
Un día, Amable decidió que era hora de embarcarse en una aventura. "¡Voy a explorar el bosque mágico!" - exclamó con entusiasmo a sus amigos, que se llamaban Rápido, el conejo, y Brillante, el pájaro. "¡Vamos!" - dijo Rápido brincando de un lado a otro. "Es un lugar lleno de sorpresas y tesoros que esperan ser descubiertos." - agregó Brillante con su brillo resplandeciente.
Así que los tres amigos se pusieron en marcha hacia el bosque mágico. Caminaban felices, cantando y riendo. Tuvieron que atravesar un río de agua cristalina. "¡Yo puedo saltar! ," - dijo Rápido. "Yo puedo volar arriba de las piedras," - chirrió Brillante, mientras Amable pensaba en cómo ayudar a sus amigos a cruzar.
"¡Esperen! ¡Podemos hacer una balsa con esas hojas grandes!" - sugirió Amable. Y así lo hicieron. Juntos construyeron una balsa muy divertida que los llevó al otro lado del río.
Continuaron su aventura y, de repente, se encontraron con un gran árbol parlante. "¡Hola, pequeños aventureros!" - dijo el árbol con una voz profunda. "He guardado un secreto durante muchos años, pero solo lo compartiré si me ayudan a resolver un acertijo."
"¡Nos encantaría ayudar!" - dijeron Amable, Rápido y Brillante al unísono. El árbol les planteó un acertijo difícil, pero Amable, que siempre estaba comprometida a ayudar, dijo:
"¡Piensen en las respuestas juntos!"
Y así, los tres amigos se sentaron y trabajaron en conjunto para resolver el acertijo, fomentando el trabajo en equipo. Después de varios intentos fallidos, finalmente Rápido exclamó:
"¡Lo tengo! La respuesta es... la amistad!"
El árbol sonrió y sus hojas brillaron. "Correcto, pequeños sabios. La amistad es el tesoro más grande. Gracias por ayudarme. A cambio, les daré un regalo." Con un chasquido de ramas, el árbol hizo caer tres semillas brillantes.
"¡Estas son semillas de felicidad! Plántalas en tu casa y verás cómo crecen maravillosas flores que siempre te recordarán este día."
Todos estaban entusiasmados pero, al ver las semillas, Amable se dio cuenta de que sería un acto egoísta solo plantarlas para ellas. "¿Y si compartimos las semillas con todos en el pueblo?" - propuso con dulzura. Rápido y Brillante la miraron, y juntos respondieron:
"¡Claro, eso sería genial!"
Volvieron al pueblo y repartieron las semillas entre los habitantes. Con cada flor que crecía, la alegría comenzó a florecer también en los corazones de todos. Las risas eran más grandes y la felicidad se desbordaba como un río de colores.
Un día, en un gran festival, todos plantaron sus semillas y festejaron juntos. "¡Gracias, Amable!" - dijeron los vecinos. "Eres un verdadero tesoro para nuestra comunidad."
Amable sonrió, sintiéndose muy Feliz y Agradecida por tener amigos tan maravillosos, por el apoyo del árbol parlante y por la felicidad que habían traído al pueblo. Rápido y Brillante también se sintieron importantes por su contribución, y juntos aprendieron que ser Amable y Comprometido es la llave para abrir los corazones de las personas.
Y así, el bosque mágico se convirtió en un lugar visitado por todos, y la aventura de Amable, Rápido y Brillante quedó grabada en la memoria de todos.
Fin.
FIN.