El viaje mágico de Jaz



Había una vez una niña llamada Jaz, curiosa y valiente, que un día descubrió un portal mágico en el fondo de su jardín.

Sin dudarlo, decidió cruzarlo y se encontró en un lugar maravilloso: ¡el país de los unicornios! Al principio, Jaz estaba asombrada al ver a estos majestuosos seres con crines brillantes y cuernos resplandecientes.

Los unicornios la recibieron con alegría y la invitaron a explorar su reino lleno de colinas verdes y arcoíris permanentes en el cielo. "¡Hola, pequeña humana! ¿Cómo te llamas?" -preguntó Luna, la líder de los unicornios. "Soy Jaz, ¿y ustedes son... unicornios de verdad?" -respondió Jaz emocionada. "¡Así es! Y estamos encantados de tenerte aquí.

¿Te gustaría acompañarnos en una aventura por el bosque Encantado?" -propuso Luna con una sonrisa cálida. Jaz aceptó entusiasmada y juntos emprendieron el viaje hacia el bosque Encantado.

En el camino, se encontraron con hadas juguetonas que les regalaron polvo mágico para hacer brillar sus sueños. También conocieron duendes amigables que les enseñaron a escuchar el susurro del viento entre los árboles. De repente, mientras atravesaban un prado lleno de flores multicolores, escucharon un llanto desgarrador.

Era Estrella, una pequeña unicornio perdida entre las sombras del bosque. "¿Qué te pasa, Estrella? ¿Por qué lloras?" -preguntó Jaz preocupada. Estrella sollozaba sin parar porque había perdido su brillo interior al tropezar con sus propias inseguridades.

Jaz se acercó a ella con ternura y le recordó lo especial que era, ayudándola a encontrar su luz interior nuevamente.

Con lágrimas de felicidad en los ojos, Estrella recuperó su brillo y se unió a la aventura junto a Jaz y los demás unicornios. De vuelta en el castillo real, Luna felicitó a Jaz por su valentía y compasión hacia Estrella. "Gracias por recordarnos que siempre debemos creer en nosotros mismos incluso en los momentos más oscuros", dijo Luna orgullosa.

Jaz aprendió muchas lecciones esa día: la importancia de la amistad verdadera, la valentía para enfrentar nuestros miedos internos y sobre todo, nunca perder la fe en uno mismo aunque todo parezca difícil.

Al finalizar su visita al país de los unicornios, Jaz regresó a casa llevando consigo recuerdos imborrables e inspiración para seguir siendo quien realmente era: una niña valiente capaz de iluminar incluso las noches más oscuras con su propia luz interior.

Y así fue como cada noche antes de dormir recordaba aquel maravilloso viaje donde descubrió que dentro de cada uno hay un brillo único e inigualable esperando ser liberado.

FIN.

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