El Viaje Mágico de Jazmín



Érase una vez, en un reino lejano, una princesa llamada Jazmín. Jazmín era conocida en todo el reino por su dulce sonrisa y su amor por la naturaleza. Siempre llevaba un hermoso collar con las letras de su nombre, que brillaba con la luz del sol. Un día, mientras jugaba en el jardín, un viento fuerte sopló y, ¡oh no! , su collar se voló, dejando solo una cadena vacía.

"¿Dónde estará mi collar?", se preguntó Jazmín, preocupada. Se sentó en la hierba, angustiada, pero luego decidió que no podía rendirse. "Debo encontrarlo", pensó con determinación.

Así que emprendió un viaje a través del bosque, un lugar lleno de magia y maravillas. Mientras caminaba por un sendero cubierto de hojas, oyó un pequeño chirrido. Al acercarse, vio a un hermoso canario amarillo.

"¡Hola, pequeña!", dijo Jazmín. "¿Has visto mi collar? Se voló con el viento".

"No he visto tu collar, pero tengo la letra J de tu nombre", respondió el canario.

Jazmín se iluminó. "¡Eso es maravilloso! Gracias, querido canario. Tú eres el primero que me ayuda en mi búsqueda". El canario dejó caer la letra J del collar y se despidió volando.

Jazmín continuó su camino, sintiendo que cada vez estaba más cerca de recuperar su collar. Pronto llegó a un estanque donde vio un patito nadando. El patito la miró con curiosidad.

"Hola, patito. Estoy buscando mi collar perdido y he encontrado una letra, pero necesito más letras".

"¿Cuál letras necesitas?", preguntó el patito.

"Necesito la letra A".

"¡Perfecto! Tengo la letra A". Y el patito, muy feliz, le entregó a Jazmín la brillante letra A.

Jazmín se sintió aún más alegre, pero sabía que le quedaba un largo camino por recorrer. Mientras caminaba, escuchó un ligero ruido entre los arbustos. Al asomarse, vio una pequeña ardilla gris con una nuez.

"¡Hola, Ardilla! Estoy en una misión para encontrar letras para mi collar. ¿Tienes alguna letra que pueda ayudarme?".

"Claro, tengo la letra Z. Toma, princesa". La ardilla le entregó la Z y Jazmín le agradeció sinceramente.

Con la J, la A y la Z, Jazmín estaba emocionada, pero todavía le faltaban letras. Llegó a un claro donde vio a un majestuoso ciervo.

"Hola, majestuoso ciervo. Busco letras para formar mi collar. ¿Podrías ayudarme?".

"Por supuesto, dulce princesa. Tengo la letra M". El ciervo inclinó su cabeza, entregándole la letra M.

Ahora Jazmín tenía J, A, Z y M. Se sentía feliz pero seguía necesitando más letras. Al cruzar un puentecito, escuchó un suave maullido. Al mirar abajo, vio un adorable gatito.

"¡Gatito! Estoy recogiendo letras para mi collar. ¿Tienes alguna que me puedas dar?".

"Sí, tengo la letra I, ¡aquí está!". El gatito le lanzó la letra con un salto juguetón.

Jazmín había reunido J, A, Z, M e I. Pero aún le faltaba la N. ¿Dónde encontraría esa letra? Con el corazón un poco apesadumbrado, siguió adelante hasta dar con un frondoso árbol. Allí se sentó bajo su sombra, sintiendo que el día se hacía tarde.

De repente, oyó un suave susurro.

"¿Por qué estás tan triste, princesa?".

Era una bella lechuza que observaba desde una rama. Jazmín le contó su historia.

"No te preocupes, tengo la letra N. Aquí tienes". La lechuza bajó con gracia y le entregó la letra N con sus garras.

¡Jazmín había recuperado todas las letras! Con gran emoción, armó su collar de nuevo.

"¡Miren qué hermoso queda ahora! Gracias, amigos, por ayudarme a recuperarlo", dijo Jazmín emocionada mientras, a lo lejos, todos los animales sonreían felices.

De vuelta en el palacio, la princesa lució con orgullo su collar. Aprendió que aunque a veces las cosas se pierden, siempre hay amigos dispuestos a ayudar. Jazmín siguió jugando en el jardín, pero esta vez con su collar resplandeciente, recordándole que en la amistad y la solidaridad se encuentran las mayores riquezas.

Y así, la princesa Jazmín vivió feliz en su reino, siempre en busca de nuevas aventuras, pero nunca olvidando el valor de las letras y de los amigos.

FIN.

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