El viaje mágico de la amistad


Era un hermoso día de verano y Pilar, Lucía e Isabella estaban emocionadas porque por fin iban a estar juntas en la excursión a Entre Ríos.

Las tres amigas habían esperado este momento con ansias y no podían contener su emoción. Cuando llegaron al hotel, las niñas corrieron hacia su habitación, riendo y saltando de alegría. Al abrir la puerta, sus ojos se iluminaron al ver el cuarto tan acogedor que les esperaba.

No pudieron evitar gritar de felicidad. Isabella, siempre creativa y divertida, sacó su maletín de maquillaje y propuso a sus amigas jugar a ser artistas del espectáculo.

Pilar y Lucía aceptaron encantadas y se sentaron frente al espejo mientras Isa comenzaba a pintarles los rostros con colores brillantes. - ¡Estamos listas para el show! - exclamó Isabella emocionada. Las tres amigas se miraron en el espejo y no pudieron contener la risa al verse tan diferentes pero tan divertidas.

Se levantaron del tocador dando vueltas por la habitación como verdaderas estrellas de rock. - ¡Ahora sí que estamos preparadas para bailar! - dijo Lucía mientras ponía música en el reproductor.

Las notas musicales llenaron la habitación y las niñas comenzaron a moverse al ritmo de la melodía. Saltaban, giraban y hacían piruetas sin parar. Estaban disfrutando cada segundo juntas, dejando atrás cualquier preocupación o tristeza que pudieran tener.

Después de bailar, las tres amigas se sentaron en la cama y comenzaron a cantar sus canciones favoritas. Sus voces resonaban en la habitación mientras se emocionaban con cada nota. - ¡Somos unas verdaderas estrellas! - exclamó Pilar con entusiasmo.

Isabella sonrió y dijo: "Sí, lo somos, pero recuerden que lo más importante es divertirse y ser auténticas. No importa si somos famosas o no, lo que realmente cuenta es el amor y la amistad que compartimos". Las palabras de Isa hicieron eco en el corazón de Pilar y Lucía.

Se dieron cuenta de que no necesitaban ser perfectas para disfrutar de su tiempo juntas. Lo importante era apoyarse mutuamente, reírse sin parar y celebrar cada momento especial.

Así, las tres amigas continuaron cantando y riendo hasta que llegó la hora de descansar. Se acostaron en la cama exhaustas pero felices por haber vivido un día tan maravilloso.

Al día siguiente, mientras regresaban a casa, Pilar, Lucía e Isabella recordaron todos los momentos mágicos que habían vivido juntas. Prometieron seguir siendo fieles a sí mismas y valorar siempre su amistad única.

A partir de ese día, las tres amigas aprendieron que no importaba dónde estuvieran ni qué situación enfrentaran; siempre podrían encontrar alegría y diversión si estaban juntas. Y así fue como Pilar, Lucia e Isabella siguieron creciendo como grandes artistas del corazón: llenando sus vidas con risas interminables y aventuras inolvidables.

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