El viaje mágico de la niña y su gato a través del tiempo


Claudia, Aina y Jimena eran tres niñas muy especiales. Siempre estaban buscando formas de hacer felices a los demás, especialmente en época navideña.

Este año, tenían una idea brillante: querían convertirse en hadas de la Navidad y concederle deseos a todos sus compañeros del colegio Nuestra Señora de Esquivel. Un día, las tres amigas se acercaron tímidamente a su maestra Angi y le contaron su plan secreto.

Angi sonrió y les dijo: "Chicas, me encanta su entusiasmo por ayudar a los demás. Estoy segura de que podemos hacer realidad su sueño". Las cuatro comenzaron a trabajar juntas para preparar el gran evento. Primero, buscaron telas brillantes y coloridas para confeccionar sus trajes de hada.

Claudia eligió un vestido azul con detalles plateados, Aina optó por uno verde con destellos dorados y Jimena se decidió por uno rosa con pétalos plateados.

Después, Angi les enseñó cómo hacer varitas mágicas utilizando palitos de madera y cintas brillantes. Las niñas practicaban movimientos elegantes mientras sostenían sus varitas en el aire. Finalmente, llegó la noche especial en la que las niñas se transformarían en hadas de la Navidad.

Con sus trajes relucientes puestos y varitas en mano, esperaban ansiosamente detrás del escenario mientras los niños del colegio disfrutaban de un espectáculo navideño.

Cuando llegó el momento adecuado, las luces se apagaron y las tres hadas salieron volando hacia el escenario, dejando a todos los presentes sin aliento. Los niños no podían creer lo que veían: verdaderas hadas de la Navidad en su colegio. "¡Hola a todos!"- exclamaron las hadas con una voz melodiosa y brillante.

"Hemos venido aquí para concederles deseos especiales esta Navidad". Los niños del colegio estaban emocionados y comenzaron a hacer fila para pedir sus deseos. Cada niño se acercaba a una de las hadas y le susurraba su deseo al oído.

Las hadas tomaban nota cuidadosamente y luego hacían un gesto mágico con sus varitas, haciendo que cada deseo se hiciera realidad. Uno por uno, los niños recibieron regalos maravillosos: juguetes, libros, abrazos cálidos y palabras amables.

La alegría llenó el aire mientras las hadas continuaban concediendo deseos durante toda la noche. Pero entonces, algo inesperado sucedió. Uno de los niños se acercó tímidamente a Claudia y le dijo: "Fada de Navidá, yo no quiero ningun juguete ni ningún regalo materia".

Lo único que quiero es que mi hermanito enfermo se ponga bien otra vez". Claudia miró al niño con tristeza en sus ojos pero rápidamente recordó que ella era un hada capaz de hacer magia.

Se concentró profundamente y movió su varita con fuerza mientras decía unas palabras mágicas en voz baja. Al instante, una luz resplandeciente envolvió al niño y Claudia vio cómo una sonrisa aparecía en su rostro.

Ella supo que había concedido el deseo más importante de todos: la salud y felicidad del hermanito del niño. Las tres hadas continuaron concediendo deseos hasta altas horas de la noche, llevando alegría y esperanza a cada uno de los niños del colegio Nuestra Señora de Esquivel.

Al finalizar su tarea, las hadas se reunieron detrás del escenario con una sensación cálida en sus corazones. Sabían que habían hecho algo especial esa noche, algo que nunca olvidarían.

"¡Gracias por ayudarnos a ser hadas de la Navidad!"- dijeron Claudia, Aina y Jimena a su maestra Angi mientras abrazaban fuertemente. "Hemos aprendido que cualquier deseo puede hacerse realidad si lo deseamos con todo nuestro corazón". Y así terminó esta mágica aventura navideña.

Las tres amigas siempre recordarían el poder de la generosidad y el amor durante esa Navidad especial en la que se convirtieron en verdaderas hadas para hacer felices a los demás.

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