El Viaje Mágico de Nube y Estrella
Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, dos amigos inseparables: Nube, una alegre nube blanca que recorría el cielo, y Estrella, un brillante estrellita que siempre seguía su camino durante la noche. Nube era curiosa y le encantaba explorar, mientras que Estrella soñaba con entender cómo era el mundo desde la tierra.
Un día, Nube decidió que era hora de hacerse un viaje en busca de aventuras.
"¡Vamos, Estrella! ¡Quiero conocer el nuevo bosque que vi desde aquí arriba!"
"Pero Nube, no puedo ir contigo. Siempre estoy en el cielo por la noche. Si me voy, no habrá luz para los que están en la tierra."
"Pero seré muy cuidadosa, prometo volver antes del anochecer. ¡Por favor! Te llevaré conmigo en mi corazón."
Estrella se puso a pensar. A pesar de su tristeza, quería que su amiga se divirtiera.
"Está bien, Nube. Pero ten cuidado, ¿sí?"
Y así, Nube descendió lentamente, dejando una estela de vapor tras de sí, mientras Estrella brillaba más que nunca, iluminando su camino.
Cuando Nube llegó al bosque, encontró un lugar mágico. Los árboles eran altos y verdes, y el aire olía a flores frescas. Sin embargo, también se dio cuenta de que el bosque estaba triste. Las mariposas no revoloteaban como de costumbre y los pájaros sólo chirriaban en voz baja.
"¿Por qué están tan tristes?" le preguntó a una mariposa.
"Nos falta un hilo de luz, necesitamos que Estrella nos vea. Pero ha estado muy ocupado en el cielo. Sin luz, nuestro bosque no puede brillar."
Nube sintió un nudo en su corazón. ¿Cómo podía ayudar? De repente, recordó que Estrella siempre le había dicho que incluso una pequeña luz puede hacer una gran diferencia.
"¡Voy a hacer algo!" exclamó Nube.
Se puso a pensar y luego tuvo una idea. Decidió crear destellos de vapor brillante que imitaran la luz de Estrella. Tan pronto como hizo esto, empezó a soplar suavemente, creando pequeños destellos que bailaban en el aire.
"¡Miren! ¡Mirad!" dijo emocionada Nube. Las mariposas comenzaron a revolotear en círculos y los pájaros cantaban nuevamente.
Pero justo cuando Nube pensaba que había logrado todo, un gran viento comenzó a soplar.
"¡Oh no, tengo que proteger los destellos!" gritó Nube, intentando mantener su formación brillante. Sin embargo, los destellos comenzaron a desvanecerse.
"¡Nube, no te rindas!" le gritó una mariposa con valentía.
"¡Sí, sólo hay que mantenerlos juntos!" añadió otra.
Nube se dio cuenta de que necesitaba ayuda. Así que usó su capacidad de formar otras nubes y las invitó a unirse a ella.
"¡Chicas, ayúdenme! Necesitamos hacer un manto de luz para que el bosque brille de nuevo."
Las nubes amistosas se unieron a Nube y formaron un enorme espectáculo luminoso. Además de la luz, la alegría regresó al bosque.
"¡Gracias, Nube! ¡Gracias nubes!" gritaron los animales.
Finalmente, llegó la tarde y Nube sabía que debía regresar con Estrella antes de que fuera noche. Sin embargo, había un pequeño problema: estaba tan feliz descubriendo que había perdido la noción del tiempo.
"¡Oh no! ¡Estrella debe estar muy preocupada!"
"No te pongas triste, eso no es un problema. ¡Podemos ir juntas!" dijo una mariposa.
Las mariposas y los pájaros se unieron a Nube formando una gran bandada. Juntos, levantaron vuelo hacia el cielo, donde Estrella aún esperaba.
"¡Nube!" gritó Estrella al ver a su amiga.
Cuando Nube llegó, compartió todas sus aventuras.
"¡Te extraño tanto y me alegra que volviste!"
"Estrella, gracias por ser mi luz siempre. Aprendí que con un poco de trabajo en equipo, podemos iluminar incluso los lugares más oscuros."
Desde aquel día, Nube y Estrella aprendieron que la amistad y la colaboración son la clave para superar cualquier dificultad. Y así vivieron felices, explorando juntos el mundo, iluminando cada rincón que encontraban.
FIN.