El viaje mágico de Oli y el príncipe encantador
Había una vez una niña llamada Oli, a quien le encantaba maquillarse y jugar con su perrito Ringo.
Oli era muy imaginativa y siempre soñaba con ser una princesa o incluso ¡una reina! Un día, mientras jugaba en el jardín con Ringo, un príncipe llamado Mateo pasó por allí. Era un príncipe muy amable y guapo, y cuando vio a Oli quedó deslumbrado por su belleza.
Se acercó a ella y le dijo:- Hola, ¿cómo te llamas? - ¡Hola! Soy Oli -respondió la niña emocionada-. ¿Y tú quién eres? - Soy el príncipe Mateo -dijo él con una sonrisa-. Me gustaría invitarte a un viaje muy especial. Oli se emocionó mucho al escucharlo.
Nunca había conocido a un príncipe antes y mucho menos había viajado fuera de su ciudad. Sin pensarlo dos veces, aceptó la invitación del príncipe Mateo. Al día siguiente, Oli se encontró con Mateo en el aeropuerto.
Juntos abordaron un avión que los llevaría hasta París, la ciudad del amor.
Durante el vuelo, Oli no podía contener su emoción y preguntaba ansiosamente:- Príncipe Mateo, ¿qué vamos a hacer en París? ¿Vamos a conocer alguna princesa? Mateo rió amablemente antes de responder:- En París vamos a descubrir lugares hermosos juntos. Y tal vez... quién sabe si encontrarás algo más que eso.
Cuando aterrizaron en París, Oli quedó maravillada con la Torre Eiffel y los hermosos jardines que la rodeaban. Pasearon por las calles empedradas, visitaron museos y disfrutaron de deliciosas crepes.
Una tarde, mientras caminaban por el río Sena, Mateo tomó la mano de Oli y le dijo:- Oli, desde que te vi supe que eras especial. Me encanta tu alegría y tu imaginación. ¿Te gustaría ser mi princesa? Oli se ruborizó y sonrió tímidamente. - ¡Sí! ¡Me encantaría ser tu princesa! -respondió emocionada.
Después de aquel momento mágico, Oli y Mateo continuaron explorando París juntos. Se divirtieron en el parque de diversiones, subieron al Arco del Triunfo y pasearon en bote por el río Sena. Al finalizar su viaje, Oli regresó a casa con muchos recuerdos felices en su corazón.
Aunque ya no era una reina o una princesa en un castillo, había aprendido algo muy valioso: que la verdadera magia está dentro de uno mismo y puede encontrarse en cualquier lugar.
Desde entonces, Oli siguió maquillándose y jugando con Ringo todos los días. Pero ahora también soñaba con nuevos destinos para explorar junto a Mateo. Juntos descubrieron otros lugares increíbles alrededor del mundo, siempre llevando consigo el amor que los unía.
Y así es como la niña llamada Oli se convirtió en una aventurera princesa sin corona, pero con un corazón lleno de amor y felicidad. Porque, como ella misma decía: "La verdadera magia está en vivir cada día como si fuera una nueva aventura".
FIN.