El viaje mágico de Rosario, Juan, Pedro y Rocío



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, cuatro amigos llamados Rosario, Juan, Pedro y Rocío. Un día, decidieron emprender un emocionante viaje al bosque mágico que se encontraba al otro lado de la montaña. Llenos de entusiasmo, prepararon sus mochilas con comida, agua y mucha alegría.

Al llegar a la montaña, se encontraron con un gran desafío: ¡cruzar un puente muy estrecho y tambaleante sobre un río furioso! Rosario, la más valiente del grupo, se acercó al puente y dijo: "No se preocupen, amigos, tengo un plan".

"¿Qué plan, Rosario?", preguntó Juan con curiosidad.

"Voy a ir primero y les indicaré el camino seguro desde el otro lado", respondió Rosario con determinación.

Con mucha valentía, Rosario cruzó el puente y, al llegar al otro lado, les gritó a sus amigos: "¡Vengan, el camino es seguro!" Animados por la valentía de Rosario, Juan, Pedro y Rocío cruzaron el puente con éxito.

Una vez al otro lado, se adentraron en el bosque mágico, donde descubrieron plantas brillantes y animales parlanchines. De repente, se toparon con un enigma: tres caminos se extendían frente a ellos, cada uno con un letrero que decía: "El camino más corto", "El camino más seguro" y "El camino más divertido".

"¿Cuál camino tomamos?", preguntó Rocío con curiosidad.

"Yo creo que deberíamos tomar el camino más seguro", sugirió Juan con prudencia.

"Pero el más divertido suena genial", exclamó Pedro con entusiasmo.

"Yo propongo que tomemos el camino más corto, así llegaremos más rápido", opinó Rosario con firmeza.

Después de discutirlo un rato, decidieron seguir el consejo de Rosario y tomaron el camino más corto. Para su sorpresa, se encontraron con un río que bloqueaba el paso. Fue entonces cuando recordaron que lo más corto no siempre es lo mejor. Aprendieron que la prudencia, el valor y el compañerismo son fundamentales en un viaje.

Finalmente, trabajando juntos, construyeron un puente improvisado con troncos y piedras para cruzar el río. Del otro lado, descubrieron un precioso prado lleno de flores y mariposas. Se sentaron a descansar y compartieron un sabroso almuerzo mientras se reían de las aventuras vividas.

El viaje mágico de Rosario, Juan, Pedro y Rocío les enseñó que, con valor, prudencia y compañerismo, cualquier desafío puede superarse, y que lo más importante no es el destino, sino el camino y las lecciones que se aprenden en el trayecto.

FIN.

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