El viaje más allá del charco
con un hermoso día de sol. Estaba tan emocionada por explorar el mundo fuera del charco que saltó de alegría. Mientras saltaba, se encontró con su amiga la mariposa Margarita.
- ¡Hola René! ¿Qué te trae por aquí? - preguntó Margarita con una sonrisa. - ¡Hola Margarita! Estoy cansado de estar siempre en el mismo lugar, quiero descubrir cosas nuevas y divertidas - respondió René emocionado. - Eso suena genial, René.
Yo también me aburro a veces volando solo por los jardines. ¿Por qué no exploramos juntos? René asintió y juntos comenzaron su aventura. Caminaron por un sendero lleno de flores coloridas y cantaron canciones alegres mientras jugaban a las escondidas entre los árboles altos.
De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano. Se acercaron sigilosamente y descubrieron que era una pequeña ardilla llamada Rodolfo atrapada enredada en unas ramas. - ¡Ayuda, ayuda! No puedo liberarme - gritó Rodolfo desesperado.
René y Margarita trabajaron juntos para desenredarlo cuidadosamente hasta que finalmente quedó libre. - Muchas gracias chicos, estuve atrapado durante horas - dijo Rodolfo aliviado.
- De nada, amigos ayudan amigos - respondió René orgulloso mientras le guiñaba el ojo a Margarita. Continuaron su camino y llegaron a un riachuelo cristalino donde vieron a una tortuga llamada Tito tratando de cruzar. - ¡Hola amigos! ¿Podrían ayudarme a llegar al otro lado? Soy demasiado lenta - pidió Tito con una voz suave.
René y Margarita se miraron y sin dudarlo un segundo, tomaron una hoja grande y planearon un puente improvisado para que Tito pudiera cruzar el riachuelo sin problemas.
- ¡Gracias por su ayuda! Les estaré eternamente agradecido - dijo Tito emocionado mientras se adentraba en la vegetación del otro lado. La rana René, la mariposa Margarita y la tortuga Tito continuaron su aventura juntos.
Pasaron por un campo lleno de girasoles donde conocieron a una abeja llamada Berta que estaba triste porque no encontraba néctar suficiente para llevar a su colmena. - No te preocupes, Berta. Te ayudaremos a encontrar más flores - ofreció Margarita con amabilidad.
René usó sus saltos para guiarlos hacia las flores más hermosas y coloridas, mientras que Margarita les enseñó cómo recolectar el néctar sin dañar las plantas. Pronto, Berta tenía suficiente alimento para llevarlo de regreso a su colmena.
- Gracias chicos, ustedes son increíbles amigos - exclamó Berta felizmente antes de volverse hacia el cielo azul y desaparecer entre las nubes. Después de todas estas aventuras emocionantes, René, Margarita y Tito llegaron al final del camino.
Se despidieron con lágrimas en los ojos pero sabiendo que siempre tendrían los recuerdos de su amistad y las lecciones que aprendieron juntos. René regresó a su charco con una nueva perspectiva de la vida.
Aprendió que el mundo es un lugar hermoso y emocionante, pero también descubrió el valor de la amistad y cómo trabajar juntos para ayudar a otros. Desde ese día en adelante, René se convirtió en el guardián del charco, siempre dispuesto a ayudar a cualquier criatura que necesitara su ayuda.
Y cada vez que miraba hacia arriba al cielo azul, recordaba sus aventuras con Margarita y Tito, sabiendo que siempre habría más amigos esperándolo fuera del charco.
FIN.