El viaje musical de Angelo



Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Angelo que tenía un amor especial por la música. Desde muy chiquito, cantaba y bailaba al ritmo de cualquier melodía que escuchara.

Pero Angelo quería ir más allá, quería aprender a tocar instrumentos para poder crear su propia música y compartirla con el mundo.

Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Angelo se encontró con Don Lucio, un anciano músico que tocaba hermosas melodías en su guitarra.

Fascinado por la música que salía de aquel instrumento, Angelo se acercó tímidamente y le preguntó a Don Lucio:- ¿Cómo haces para tocar tan bien la guitarra? Don Lucio sonrió y le dijo: "Para tocar un instrumento debes conocer las notas musicales. Son como las letras del abecedario pero en la música". Y así comenzó a enseñarle a Angelo las diferentes notas musicales y cómo leer partituras.

Angelo estaba emocionado por aprender algo nuevo y cada día practicaba con empeño lo que Don Lucio le enseñaba. Pronto pudo tocar algunas canciones sencillas en la guitarra y sentir la magia de crear música con sus propias manos.

Pero un día, Don Lucio le propuso a Angelo un desafío aún mayor. Le mostró una partitura complicada y le dijo: "Si logras aprender esta canción en una semana, te regalaré esta guitarra para que puedas seguir practicando".

Angelo aceptó el reto con entusiasmo y se dedicó con todas sus fuerzas a estudiar esa difícil pieza musical. Pasaron los días y aunque al principio parecía imposible, Angelo no se rindió. Practicaba durante horas cada día hasta que finalmente llegó el momento de la verdad.

El día señalado, frente a todo el pueblo reunido en la plaza principal, Angelo tomó la guitarra de Don Lucio y comenzó a tocar aquella complicada canción.

Al principio nervioso, poco a poco fue dejándose llevar por la música y sorprendiendo a todos con su talento recién descubierto. Al terminar la última nota, el pueblo entero estalló en aplausos y vítores para Angelo. Don Lucio se acercó emocionado y le entregó la guitarra como prometido.

Desde ese día, Angelo siguió tocando hermosas melodías por todo el pueblo e incluso más allá de sus fronteras. Su pasión por la música lo llevó a conocer lugares nuevos donde compartió su arte e inspiración con personas de todas partes.

Y es que como decía siempre Angelo: "La música es universal; no importa dónde estés ni quién seas, siempre podrás expresarte y repartir amor a través de ella".

Y así lo hizo durante toda su vida, llevando alegría y armonía a todos los corazones que tuvieron el privilegio de escucharlo tocar.

FIN.

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