El Viaje Musical de Melodía en el Mediterráneo
En un pequeño pueblo costero del Mediterráneo, donde los atardeceres pintaban el cielo de colores vibrantes, vivía una niña llamada Melodía. Melodía era una curiosa amante de la música, y cada día soñaba con explorar los diferentes sonidos que la rodeaban. Un día, mientras recogía conchitas en la playa, escuchó un suave murmullo que venía del agua.
"¿Qué es ese sonido tan hermoso?" - se preguntó Melodía, acercándose al mar.
De repente, el agua se iluminó y apareció el espíritu del Mar Mediterráneo, una figura brillante y danzante.
"Hola, Melodía. Soy el espíritu del Mediterráneo, y he venido a enseñarte sobre la magia del sonido." - dijo con una voz que parecía arrullarse como las olas.
"¡Wow! ¿De verdad?" - exclamó Melodía con sus ojos brillantes de emoción.
"Sí. Quiero llevarte en un viaje musical. Juntas exploraremos las cualidades del sonido: altura, intensidad, duración y timbre. ¿Estás lista?"
"¡Sí! ¡Listísima!"
El espíritu comenzó a mover sus manos, y de pronto, Melodía se encontró volando sobre el mar. En un abrir y cerrar de ojos, llegaron a una isla donde los árboles susurraban con una melodía suave.
"Este es el Bosque de la Altura. Aquí, los sonidos son altos y bajos. Escucha al viento entre los árboles."
Melodía prestó atención y se dio cuenta de que si el viento soplaba fuerte, el sonido era agudo y si soplaba suave, el sonido era más grave.
"¡Es increíble! Cada sonido tiene su propia altura. ¿Podemos hacer música también?"
"Por supuesto. Aquí en el bosque, busca una rama que te hable de un sonido alto. Y allí, otra baja."
Melodía encontró una rama larga y delgada y otra corta y gruesa. Al golpearlas una contra otra, produjo dos sonidos diferentes.
"¡Escucha, son como un canto!"
Satisfecha con su descubrimiento, se despidió del bosque y junto al espíritu, voló hacia el Valle de la Intensidad.
Allí, el sol brillaba fuerte y Melodía podía escuchar el canto de varios pájaros.
"¿Ves cómo algunos cantan muy fuerte y otros muy suave? Eso es la intensidad del sonido. ¡Intenta imitar sus cantos!"
Melodía imitó a un canario que cantaba con gran fuerza y luego a una pequeña gaviota que cantaba suavemente.
"¡Qué divertido! ¿Podemos hacer que suene más fuerte?"
"Por supuesto, puedes aumentar la intensidad al cantar con más energía. O puedes hacer que suene más suave al cantar con delicadeza."
"Lo haré. ¡Esto es genial!"
Después, se trasladaron al Lago de la Duración. Allí, diferentes instrumentos flotaban sobre el agua, cada uno con un sonido que duraba diferente tiempo.
"Aquí en el lago, escucha el tambor: ¡bum, bum, bum!"
Cada golpe de tambor reverberaba en el aire.
"Ahora, escucha el susurro de las flautas, que dura un poco más, como un suave —"fiuuuuuu" . Pon atención a cómo algunos sonidos son cortos y otros largos."
Melodía se gustó tanto de los ritmos que saltaba y bailaba al ritmo de los diferentes sonidos.
Finalmente, llegaron a la Isla del Timbre. Allí, Melodía encontró tambores, guitarras y cascabeles de diferentes colores.
"Cada instrumento tiene un timbre único. Escucha su sonido igual se parecen, cada uno tiene su propio sabor. ¿Puedes distinguirlos?"
Melodía tocó cada instrumento y se maravilló al descubrir que aunque todos hacían un —"sonido" , cada uno sonaba completamente diferente.
"¡Es asombroso! Son como colores en la música."
Cuando el sol comenzó a ponerse, Melodía supo que era hora de regresar.
"Gracias por enseñarme sobre la música y los sonidos del Mediterráneo."
"De nada, Melodía. Recuerda que la música está en todas partes, solo necesitas escuchar con el corazón."
Melodía regresó a su pueblo llena de alegría e inspiración. A partir de ese día, cada vez que el pueblo se reunía, ella compartía sus nuevos conocimientos y hacía música con amigos. Juntos celebraban la magia del sonido, creando melodías que unían a todos en armonía.
Y así, Melodía aprendió que con cada sonido, cada altura, intensidad, duración y timbre, se podían contar historias y hacer felices a los demás.
FIN.