El viaje seguro por el ciberespacio



Había una vez en el ciberespacio, donde viven muchas criaturitas curiosas y amigables. Un día, el maestro de informática, el Señor Código, decidió enseñarles a los más pequeñitos sobre la importancia de estar seguros en este mundo digital. El Señor Código convocó a sus amiguitos, la dulce y curiosa Ceci Cibernauta, el valiente Lucas Link, la astuta Martina Mouse y el amigable Pepe Pixel. Juntos emprenderían un viaje emocionante.

- Niños, hoy aprenderemos sobre la seguridad en el ciberespacio. Es importante como navegantes digitales estar atentos y cuidar de nosotros mismos. - anunció el Señor Código con entusiasmo.

Los niños escuchaban atentamente para comenzar su aventura. De repente, un ruido extraño resonó en el ciberespacio. Era el malvado Troyano, un bicho digital que intentaba hacer travesuras.

- ¡Oh no! ¡Es el malvado Troyano! - exclamó asustado el Señor Código. - Debemos estar alerta, mis queridos niños. El ciberespacio puede ser maravilloso, pero también tiene sus peligros.

Los valientes niños se miraron entre ellos con determinación. Decidieron ayudar al Señor Código a vencer al malvado Troyano usando su sabiduría. Ceci recordó que no debían hablar con extraños en el ciberespacio, Lucas compartió que nunca deben compartir información personal, Martina sugirió no abrir mensajes sospechosos, y Pepe nos recordó que debemos pedir ayuda a los adultos si algo nos parece raro. Juntos, pusieron en práctica sus consejos para detener al malvado Troyano y mantenerse seguros.

Finalmente, el ciberespacio volvió a estar en paz. El Señor Código agradeció a sus valientes alumnos y les regaló medallas digitales por su astucia y cuidado. Los niños se despidieron, sabiendo que mientras estén atentos y sean buenos navegantes, podrán disfrutar del maravilloso ciberespacio.

Desde ese día, Ceci, Lucas, Martina y Pepe se convirtieron en los guardianes del ciberespacio, siempre dispuestos a enseñar a otros niños sobre la importancia de la seguridad en línea. Y el Señor Código siguió enseñando con alegría y entusiasmo, sabiendo que sus lecciones habían calado profundo en los corazones de sus valientes estudiantes.

FIN.

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