El viaje sin frenos


Había una vez una madre llamada Ana y su pequeña hija, Sofía. Un día decidieron hacer un viaje en autobús para visitar a la abuela que vivía en otro pueblo.

Subieron al bus de servicio intermunicipal y se acomodaron en sus asientos. El viaje comenzó tranquilamente mientras Ana y Sofía conversaban sobre las maravillas que encontrarían cuando llegaran a casa de la abuela.

Pero de repente, el conductor del autobús anunció por el altavoz: "¡Atención, pasajeros! Lamentablemente, nos hemos quedado sin frenos. Les pido que mantengan la calma y sigan todas las instrucciones. "Ana sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no quería preocupar a Sofía.

Mantuvo la calma y le dijo: "Sofía, cariño, parece que tenemos un pequeño problema con los frenos del autobús. Pero no te preocupes, estoy aquí contigo y vamos a estar bien". Sofía miró a su mamá con ojos grandes llenos de miedo, pero confió en ella.

"Mamá, ¿qué vamos a hacer?", preguntó temblorosa. Ana pensó rápidamente y recordó algo importante que había aprendido en una película educativa sobre seguridad vial.

Le explicó a Sofía: "Sofía, lo primero que debemos hacer es asegurarnos de llevar puesto nuestro cinturón de seguridad correctamente". Ambas ajustaron sus cinturones de seguridad firmemente alrededor de sus cuerpos.

El conductor les informó por el altavoz que iba a intentar detener el autobús utilizando otras técnicas de frenado, pero que no podía garantizar el éxito. Ana sabía que debían estar preparadas para cualquier situación.

Le dijo a Sofía: "Sofía, si llega el momento en que el conductor no pueda detener el autobús y nos acercamos a algo peligroso, tenemos que agacharnos y protegernos la cabeza con las manos". El autobús comenzó a descender por una pendiente empinada y Ana se aferró fuertemente a su hija mientras rezaba para que todo saliera bien.

De repente, vieron un enorme árbol caído bloqueando la carretera justo frente al autobús. Sofía sintió miedo pero recordó lo que su mamá le había dicho. Se agacharon juntas y cubrieron sus cabezas con las manos mientras el chofer hacía todo lo posible para evitar una colisión.

Con gran asombro, Ana y Sofía sintieron cómo el autobús giraba bruscamente hacia un costado evitando chocar de frente contra el árbol. Aunque sufrió algunos daños menores, todos los pasajeros estaban sanos y salvos.

El conductor anunció por el altavoz: "¡Pasajeros! Gracias a las maniobras del vehículo hemos logrado evitar un accidente mayor. Ahora debemos esperar ayuda para ser rescatados". Ana abrazó fuertemente a Sofía en medio del alivio generalizado.

Juntas superaron ese momento de angustia gracias a su calma y determinación. Después de un tiempo, llegaron los equipos de rescate quienes ayudaron a todos los pasajeros del autobús a salir de manera segura.

Ana y Sofía fueron llevadas hasta la abuela en otro vehículo y finalmente pudieron disfrutar de su visita. A partir de ese día, Ana y Sofía aprendieron la importancia de mantener la calma en situaciones difíciles.

También se dieron cuenta de la importancia de seguir las instrucciones y estar preparados para cualquier eventualidad. Y así, Ana y Sofía continuaron su vida recordando siempre que juntas podían superar cualquier obstáculo que se presentara en su camino.

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