El viaje sin giros



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Rotación, tres amigos llamados Lucas, Martina y Andrés. Estos tres niños eran muy curiosos y siempre estaban buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su pueblo, encontraron una extraña máquina que parecía venir del espacio. Sin pensarlo dos veces, decidieron subirse a ella y ver qué les deparaba esta nueva aventura. La máquina se puso en marcha y los llevó directamente al espacio exterior.

Los tres amigos quedaron asombrados al ver las estrellas brillantes y los planetas girando a su alrededor. Pero pronto se dieron cuenta de que algo no estaba bien.

Algo había salido mal con la máquina y habían perdido todas las características del movimiento de rotación. No podían girar ni moverse en círculos como lo hacían antes. Lucas, el más valiente del grupo, decidió investigar qué había pasado.

Mientras exploraba la nave espacial, encontró un pequeño libro que explicaba cómo recuperar las características perdidas. Corrió hacia sus amigos emocionado y les mostró el libro. Juntos comenzaron a leer detenidamente cada página para descubrir cómo podrían solucionar el problema.

El primer paso era encontrar un objeto redondo para poder hacer girar nuevamente sus cuerpos en círculos. Martina sugirió buscar una pelota en la nave espacial y todos comenzaron a buscar por todas partes hasta encontrarla.

Una vez que tuvieron la pelota en sus manos, siguieron leyendo el libro para saber qué debían hacer después. Descubrieron que debían saltar sobre la pelota e intentar girar mientras estaban en el aire. "¡Vamos chicos, saltemos!", exclamó Andrés emocionado.

Los tres amigos saltaron sobre la pelota y comenzaron a girar en el aire. Al principio fue un poco difícil mantener el equilibrio, pero poco a poco fueron recuperando su habilidad para moverse en círculos. Con cada salto y giro, sentían cómo sus cuerpos volvían a ser libres y flexibles.

Pronto estaban girando como lo hacían antes de perder las características del movimiento de rotación. Llenos de alegría, los tres amigos se abrazaron y celebraron su éxito.

Habían logrado superar un desafío espacial y recuperar algo tan importante para ellos como era la capacidad de girar. De regreso en casa, Lucas, Martina y Andrés compartieron su increíble aventura con sus familias y amigos.

Aprendieron que nunca debían darse por vencidos frente a los desafíos y que juntos podían superar cualquier obstáculo que se les presentara. Desde ese día, los tres amigos valoraron aún más las características del movimiento de rotación y prometieron cuidarlas siempre.

Y así fue cómo Lucas, Martina y Andrés vivieron felices disfrutando de nuevas aventuras mientras seguían explorando el mundo que los rodeaba.

FIN.

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