El Viaje Soñado a Venus
En un pequeño barrio de Buenos Aires, un grupo de niños de tres años se reunía cada día en un parque a jugar y soñar. Un soleado sábado, mientras jugaban en su lugar favorito, Lucas, el más soñador del grupo, exclamó:
"¡Quiero ir a Venus!"
"¿Venus?" -preguntó Sofía, sorprendida"Pero, ¿cómo vamos a ir?"
"No tenemos dinero para un cohete..." -siguió Julián, cabizbajo.
Pero Lucas no se rindió. Con una gran sonrisa, dijo:
"¡Podemos hacer nuestro propio cohete!"
Sofía y Julián lo miraron con ojos brillantes.
"¿Y cómo lo hacemos?" -preguntó Sofía lleno de curiosidad.
"Con materiales que podamos encontrar y recolectar. ¡Vamos a buscar!" -respondió Lucas.
Los tres amigos comenzaron una búsqueda por los alrededores del parque. Encontraron cajas de cartón, latas vacías y botellas plásticas. En su aventura, se encontraron con Don Pablo, un anciano que estaba cuidando su jardín.
"¿Qué hacen, chicos?" -preguntó con una sonrisa.
"¡Estamos construyendo un cohete para ir a Venus!" -exclamó Julián con toda la emoción.
"¿Venus? ¡Eso suena increíble!" -dijo Don Pablo"Si necesitan ayuda, yo tengo algunas cosas que les pueden servir. ¡Sigan a su imaginación!"
Don Pablo les trajo viejas maderas y un par de globos de colores. Los niños se pusieron manos a la obra, armando su cohete con mucho entusiasmo.
"¡Este será el mejor cohete del universo!" -gritó Sofía mientras pegaba las partes con cinta.
"Y estos globos serán nuestros impulsores" -añadió Lucas, mientras ataba los globos al cohete.
"¡Lo vamos a llevar a la luna primero! Luego a Venus!" -celebró Julián.
Cuando terminaron su cohete, se pararon frente a él, mirando con orgullo su creación:
"¿Y ahora?" -preguntó Julián, un poco ansioso.
"¡Ahora debemos prepararnos para el despegue!" -respondió Lucas.
Los tres niños se subieron al interior del cohete, que habían decorado con dibujos de estrellas y planetas con crayones.
"¡Contemos hasta tres y despegamos!" -gritó Sofía.
"Uno, dos, tres... ¡Despegue!"
Y así, con gran entusiasmo, comenzaron a acercarse al —"espacio" .
"¡Estamos volando!" -exclamó Julian con los ojos llenos de emoción.
De repente, se escuchó un ruido extraño y el cohete comenzó a temblar.
"¡Algo pasa!" -gritó Sofía, asustada.
"No, no pasa nada. Es solo el viento" -dijo Lucas con confianza.
"¡Mirá! ¡Ahí viene Venus!" -exclamó Julián señalando hacia un lado, donde habían colgado un cartelón con dibujos de Venus.
Los niños, mientras seguían los movimientos de su imaginación, empezaron a visualizar un paisaje de ensueño lleno de colores, criaturas amistosas y plantas maravillosas.
"En Venus podemos encontrar flores que nunca mueren" -dijo Sofía, emocionada.
"Y animalitos que nos hablarán" -añadió Lucas.
De repente, un aire fresco comenzó a circular entre ellos, provocando que todos rieran y saltaran de alegría.
"¡Estamos en Venus! ¡Miren las flores!" -gritó Julián, mientras señalaba las flores pintadas que habían hecho con papel reciclado.
Los tres amigos saltaron a un lado y comenzaron a jugar en el imaginario parque Venus. Aquel lugar era especial; cada rayo de sol les daba energía y alegría.
De pronto, se encontraron con unos simpáticos marcianos, que eran, en realidad, sus pelotas de fútbol pintadas en verde y con ojos grandes.
"Hola, amigos de la Tierra" -dijeron los marcianos con voces melodiosas.
"¡Queremos jugar con ustedes!"
"¡Sí!" -gritaron juntos los chicos.
Y así, pasaron horas brincando, riendo y disfrutando en su planeta Venus. Ya cuando el sol comenzó a ocultarse, los niños comprendieron que, aunque no habían viajado físicamente, habían creado su propio mundo a través de la imaginación.
"Fue el mejor viaje del universo" -dijo Lucas al salir del cohete.
"Sí, ¡y solo necesitábamos un poco de creatividad!" -añadió Sofía.
"Y amigos, claro" -concluyó Julián, abrazando a sus compañeros.
"Volvamos mañana, ¡quiero seguir explorando Venus!" -propuso Lucas entusiasmado.
"¡Yo también!" -contestaron Sofía y Julián a la vez.
Así, con la promesa de nuevos viajes y aventuras, los amigos regresaron a sus casas, llevando consigo valiosos recuerdos y un gran aprendizaje.
"¿Ves?" -dijo Lucas mientras se despedía"no necesitamos dinero, solo necesitamos creer y divertirnos juntos".
FIN.