El Viaje Subterráneo de Julia
Julia se bajó del remise en medio de un gran embotellamiento. Los autos apenas se movían, y el ruido y el humo llenaban el aire. Decidió que sería más rápido caminar. Entre los autos, encontró la boca de una entrada subterránea. Sin dudarlo, bajó por las escaleras, adentrándose en un mundo desconocido. Al principio, todo era oscuro y misterioso, pero pronto descubrió que estaba en un túnel increíblemente largo y emocionante.
Mientras caminaba, Julia se encontró con simpáticos topos que vivían en el subsuelo. Ellos le explicaron que la ciudad subterránea era un lugar mágico, lleno de sorpresas y llena de tesoros ocultos. Los topos eran pequeños y traviesos, pero también amigables y serviciales. Le enseñaron a Julia los secretos del subsuelo, como los ríos subterráneos de agua cristalina, las cuevas con muros brillantes y las plantas que solo crecían en la penumbra. Julia estaba encantada con todo lo que veía y aprendía.
Mientras tanto, en la superficie, mucha gente se preocupaba por Julia. Cuando se dieron cuenta de su ausencia, su familia y amigos buscaron por todos lados, pero no podían encontrarla. Ellos la extrañaban y estaban tristes, pero no perdían la esperanza de volver a verla.
Bajo la guía de los topos, Julia emprendió un emocionante viaje, superando desafíos y experimentando situaciones que nunca hubiera imaginado. Con valentía y determinación, descubrió que el mundo subterráneo era tan hermoso como el de la superficie, pero de una manera diferente y especial. A lo largo de sus aventuras, Julia aprendió a apreciar la diversidad del mundo y a encontrar la belleza en lo inesperado.
Finalmente, Julia comprendió que extrañaba a su familia y deseaba compartir con ellos las maravillas que había descubierto. Los amigables topos la ayudaron a encontrar una salida que la llevaría de regreso a la superficie. Al llegar, su familia y amigos la recibieron con alegría y abrazos cálidos. Julia les contó todas sus increíbles experiencias en el mundo subterráneo, y juntos celebraron el asombroso viaje que había realizado.
Desde ese día, Julia continuó disfrutando de las maravillas tanto del mundo subterráneo como el mundo de la superficie. Aprendió que la aventura está en todas partes, solo hay que estar dispuesto a explorarla con mente abierta y corazón valiente.
FIN.