El viejo pescador y el genio del mar


Había una vez en la costa de un pequeño pueblo costero, un viejo pescador llamado Don Simón.

Todos los días, Don Simón se levantaba antes del amanecer, preparaba su bote y se adentraba en el mar con su vieja red en busca de pescado para vender en el mercado. A pesar de su esfuerzo, Don Simón apenas lograba ganar lo suficiente para sobrevivir. Un día, mientras lanzaba su red, encontró una botella enredada en ella.

Al sacarla, vio que dentro había un genio. El genio, agradecido por haberlo liberado, le concedió a Don Simón tres deseos. Don Simón, sorprendido, decidió pedir algo diferente.

"Señor genio, en lugar de pedir riquezas para mí, deseo que el mar esté lleno de peces para que todos los pescadores del pueblo puedan tener comida y prosperidad", solicitó. El genio, impresionado por la bondad de Don Simón, concedió su deseo. Al instante, el mar se llenó de peces de todos los colores y tamaños.

Los pescadores del pueblo no podían creer su suerte y agradecieron a Don Simón por su generosa petición. A partir de ese día, tanto Don Simón como los demás pescadores vivieron en abundancia.

La valentía y la generosidad de Don Simón habían marcado un antes y un después en la vida del pueblo. Y el viejo pescador entendió que a veces, el verdadero tesoro está en compartir y pensar en el bien común.

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